Desde hace un lustro, fecha en la que se cumplió la resolución acordada en 1783 por el Congreso de los Estados Unidos en la que se adquiría el compromiso de honrar con un cuadro a Bernardo de Gálvez, los estudios en torno al papel desempeñado por España en el proceso de independencia del país norteamericano han ido en aumento. El proceso de reconstrucción historiográfica y de difusión mediática de que ha sido objeto el hombre al cual quedó ligado el lema "Yo Solo" ha seguido un curso semejante al de Blas de Lezo, antaño apenas conocido en círculos militares y hogaño homenajeado en el corazón de la capital de España con un bronce. Dentro de esta corriente de rehabilitación de algunos de los más sobresalientes hombres de armas españoles del siglo XVIII, hemos de encuadrar la figura de don Fernando de Leyba y Córdova, teniente coronel del Regimiento Fijo de la Luisiana Española, cuya biografía ha sido recientemente completada por Kristine L. Sjostrom. A ella se debe el conocimiento del lugar y la fecha en que nació don Fernando: Ceuta, 24 de julio de 1734.
Hijo del capitán Gerónimo de Leyba y Córdova, la ajetreada profesión de su padre llevó a aquel niño por diversos lugares de España. A los dieciséis años, año en que murió su padre, el joven ingresó en el regimiento de infantería España, donde recibió la educación castrense que marcó una vida que vino a dar continuidad a la línea trazada por sus antepasados, partícipes en la conquista de Granada y asentados posteriormente en Antequera. Después de pasar por diferentes destinos peninsulares, partió a Cuba dentro del regimiento Aragón, con el que participó en la Guerra de los Siete Años, defendiendo La Habana. Con la caída de la ciudad en manos británicas, Leyba fue hecho prisionero. Recuperada la isla por parte de los españoles, el capitán Leyba, que se hallaba en Orán, fue destinado a Nueva Orleans. El primer puesto fronterizo que asumió fue un pequeño fuerte militar rodeado por aldeas indias situado en Arkansas. Su labor en un lugar tan remoto favoreció su ascenso militar y político. El 14 de julio de 1778, Leyba se convirtió en el tercer gobernador adjunto de la Luisiana, nombramiento que se produjo en un contexto convulso, el propiciado por la declaración de independencia de las Trece Colonias, proclamada formalmente el 4 de julio de 1776. Como es sabido, en aquel proceso destacó Bernardo de Gálvez, para quien Leyba fue de gran ayuda, pues a él le encomendó la población de San Luis situada en un lugar estratégico para el control del río Mississippi por su ribera occidental. En aquel enclave luisiano, dedicado al comercio de pieles y poblado mayoritariamente por franceses, Leyba, que estableció fuertes lazos con el coronel norteamericano George Rogers Clark, levantó un fuerte que resultó de gran utilidad a partir del 21 de junio de 1779, cuando España, aliada con Francia, declaró la guerra a Gran Bretaña.
Pronto, San Luis se vio atacada por un ejército británico, aumentado por un gran número de indios de diferentes tribus. Con Emanuel Hesse al mando, la heterogénea tropa se dirigió hacia el territorio controlado por Leyba, que en seguida fue conocedor de aquellos movimientos gracias a la red de exploradores que ya había desplegado por todo el territorio. Fortalecido por una torre que bautizó con el nombre de San Carlos, en honor al rey, en la que emplazó cinco cañones, y por dos líneas de trincheras, se preparó para repeler el ataque de 1.200 hombres con una fuerza apenas superior a los trescientos combatientes entre soldados y milicianos con los que debía asistir tanto a San Luis como a Santa Genoveva, población situada cien kilómetros al sur. Enfermo, Leyba esperó y repelió con éxito a la fuerza británica e india, que atacó el 26 de mayo de 1780. El revés sufrido por los asaltantes vino seguido por una serie de incursiones de los guerreros indígenas, contra los cuales don Fernando opuso a toda la población, incluidas las mujeres, a las cuales armó.
Moribundo, Leyba, que evitó con su defensa la entrada de los ingleses en el valle del Mississippi, escribió a Gálvez el 20 de junio de 1780 para describir la situación de aquella plaza y dar cuenta de la entrega del mando al teniente italiano Silvio Francisco Cartabona, que lo mantuvo hasta la llegada del teniente coronel Francisco Xavier de Cruzart. Ocho días después de escribir aquellas letras, Fernando de Leyba falleció. Cuando conoció la noticia, Bernardo de Gálvez le concedió, a título póstumo, el grado de teniente coronel.
Desde 1991, en Sant Louis se celebra una ceremonia en honor a aquel episodio y a su principal protagonista, conmemoraciones a las que recientemente se ha sumado, desde Ceuta, la Asociación Cultural Fernando de Leyba, que en marzo del presente año, inauguró un monumento en su honor.