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Los Nuestros: Elías Cohen

El secretario general de la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE) es un gran admirador de Churchill.  

Nombre:

Elías Cohen.

Lugar y fecha de nacimiento:

Málaga, 21 de julio de 1983. Lo único reseñable de ese día es que en la Antártida se alcanzó la temperatura más baja registrada hasta entonces: –89,2°.

Vocación:

Escribir.

Profesión:

Abogado y analista político.

Aficiones:

Los cómics, la ciencia ficción, la historia de Occidente y las plumas estilográficas. Y, cuando puedo, la bicicleta y el pádel.

Tres libros imprescindibles:

La historia de los judíos, de Paul Johnson; World Order, de Henry Kissinger, y Progreso: diez razones para mirar al futuro con optimismo, de Johan Norberg.

Tres películas:

Casablanca, El Imperio contraataca y Blade Runner.

Tres canciones:

"With or without you", de U2; "Just like heaven", de The Cure, y "Cadillac solitario", de Loquillo.

Una serie de TV:

Fauda.

Un cuadro:

El Matrimonio Arnolfini, de los hermanos Van Eyck.

Un buen plato de comida:

Hummus con carne picada. Con algunos garbanzos sin triturar por encima, también valen piñones. Acompañado, por supuesto, con lafa.

Un lugar:

La azotea del hospicio austriaco de la Ciudad Vieja de Jerusalén. "Si me olvidare de ti, oh Jerusalén…".

Un personaje histórico:

Winston Churchill.

Un acontecimiento histórico:

El levantamiento del gueto de Varsovia.

El mejor político de la actualidad. ¿Y del resto del mundo?

Inés Arrimadas, Manuel Valls.

El peor. ¿Y del resto del mundo?

Anna Gabriel, Recep Tayyip Erdogan.

Mi mejor momento profesional:

Afortunadamente, varios; uno de ellos, por ejemplo, cuando empecé a escribir para Libertad Digital.

El peor:

También unos cuantos, lo importante es aprender de ellos. Un ejemplo: cuando perdí mi primer caso.

Mi principal virtud:

Una combinación de pasión y compromiso.

Mi peor defecto:

Me infravaloro mucho.

Mi gran asignatura pendiente:

Terminar la novela que estoy escribiendo.

¿España va a ir bien?

Si atendemos a todos los índices serios, no va mal; pero, estimo, queda mucho por hacer. Como decía Herzl, "con voluntad todo es posible".

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