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Mario Noya

Leopoldo López, 'Preso pero libre'

Este libro sigue siendo tan necesario como cuando se publicó, en febrero del año pasado; porque el heroico LL, aunque excarcelado, sigue preso y porque Venezuela sigue siendo un "Estado fallido" en manos de una narcomafia asesina y cleptómana.

Este libro sigue siendo tan necesario como cuando se publicó, en febrero del año pasado; porque el heroico LL, aunque excarcelado, sigue preso y porque Venezuela sigue siendo un "Estado fallido" en manos de una narcomafia asesina y cleptómana.

Este libro sigue siendo tan necesario como cuando se publicó, en febrero del año pasado; porque el heroico LL, aunque excarcelado, sigue preso y porque Venezuela sigue siendo un "Estado fallido" en manos de una narcomafia asesina y cleptómana a la que ya sólo defienden revolucionarios de poltrona como el descalificable Alberto Garzón, alabardero de megacriminales como el psicopático Vladímir Ílich Ilánov, Lenin, que puso en marcha la maquinaria infernal de los Cien Millones de Muertos. El comunismo fue, es y será esto.

Lo de "Estado fallido" va entrecomillado porque corre por cuenta de Felipe González, uno de los primeros socialistas en verlas venir con esta nauseabunda cáfila grotesca (Hugo Chávez es un tirano con los votos y con las botas), que en el prólogo que firma describe la "situación intolerable para cualquier Estado democrático o simplemente respetuoso de los derechos humanos" que se vive en Venezuela desde que la devastan "falsos revolucionarios que con lenguaje izquierdista destruyen a su país después de saquearlo". Pero cómo "falsos revolucionarios", expresidente: su revolución es robolución como fueron, son y serán siempre las comunistas, empezando por la que hizo de la Perla del Caribe un albañal en el que sólo hozan complacidos los güilitoledos que mamporrean a los milicos ricachos que explotan al pueblo cubano.

En Preso pero libre el heroico Leopoldo López da minuciosa cuenta de la crisis tremebunda en que está sumido su país, en manos de incompetentes corruptos buenos para nada que no sea robar, aterrorizar, asesinar, dinamitar la convivencia. De ahí que se haya propuesto en primer lugar no ser como ellos, desmontar su sistema criminal y criminógeno y sustituirlo por otro donde "todos los derechos sean para todos los venezolanos". Tener "derecho a los derechos", llamaba a esto otro luchador por la libertad, el cubano Oswaldo Payá, Premio Sájarov del Parlamento Europeo de cuya muerte seguimos sin saber nada porque su otro país, España, no presiona a la dictadura castrista para que esclarezca lo sucedido y si fue víctima de lo que su familia y el Movimiento Cristiano Liberación dicen que fue: un asesinato perpetrado por la Seguridad del Estado castrador.

Por último pero no en último lugar, Preso pero libre es una lectura necesaria para comparar a Leopoldo López ("[Durante siete meses] estuve encerrado en la celda, en aislamiento, con solo una hora de patio", "Pasé varios meses sin siquiera un espejo", "Hace dos meses pasamos treinta días sin agua. No venía, y si lo hacía, era por diez minutos al día", "Si de animales en la celda se trata, también estuve unos diez días cazando una rata", "Escuchamos ruidos en la azotea y repentinamente entraron por nuestras ventanas bolsas de excremento humano. (...) Acompañaron esa denigrante acción con cortar el suministro de agua por más de doce horas, para así impedirnos limpiar nuestras celdas"); para comparar a Leopoldo López, digo, con el tal Alfon, con el matón Bódalo, con el uh qué malo PaBLUF Hásel, niñato de papá empresario. Con el sobrecogedor Monedero, con Pablo Iglesias y con su lacayo. Y concluir que cómo van a ser las comparaciones odiosas. Odiosos son los asesinos y los que les lamen las suelas.

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