El Club de los Viernes y el Círculo Bastiat me invitaron a dialogar con Antonio Escohotado sobre "los enemigos de la libertad". En Sevilla, donde la lluvia es una maravilla, la cerveza Cruzcampo es omnipresente y, aunque hay elecciones periódicamente, lo cierto es que hay un régimen de partido único. Lo llaman democracia pero igual podrían denominarlo Feria de Abril Permanente. Aunque las cámaras están enfocadas en Cataluña, Andalucía es el otro gran foco de corrupción y caciquismo del sistema autonómico español. Cada uno habla de la feria como le va en ella y de la andaluza suelen hablar siempre los mismos, los parásitos del presupuesto público, por tierra, mar y los infinitos tentáculos audiovisuales de Canal Sur.
Por eso resulta tan importante que una voz con tanta pasión, erudición y autoridad como la de Escohotado pueda escucharse en una región dominada más que ninguna por el pensamiento único, el lenguaje políticamente correcto y un monopolio del poder que los socialistas llevan detentando desde el inicio de la democracia ininterrumpidamente, sin que haya ningún atisbo de que el cortijo del PSOE, una mezcla de mafia y secta, tenga fecha de caducidad. En (el) Sevilla también jugó Héctor Scotta, un fantástico jugador argentino que todavía tiene el récord absoluto de goles en una sola temporada en su país. A Escohotado lo llaman en la intimidad "Escota" y no cabe duda de que con su trilogía sobre Los enemigos del comercio tiene el récord absoluto de análisis lúcido y fulgurante sobre el movimiento en contra de la libertad.
El gran poeta latino Horacio se describía como "un cerdo de la piara de Epicuro". Hay división de opiniones sobre los gorrinos. Están los que los consideran sucios e inmundos además de indignos de comer. Sin embargo, a otros nos gustan de ellos hasta los andares. Además, se suele malinterpretar al filósofo griego. En primer lugar, como si fuera alguien que huyese de la actividad política refugiándose en su jardín. Nada más lejos de la realidad. Lo que sí recomienda Epicuro es no dedicarse a la política como actividad, digamos, profesional, sino exclusivamente cuando haya una buena razón para hacerlo. Justamente ese es el caso de Escohotado, nadie más lejano tanto a la atracción del oropel del poder político como a la comodidad narcisista de la torre de marfil académica. A Escohotado siempre será posible encontrarlo en las trincheras donde tienen lugar las tormentas de palabras e ideas de importancia vital. Cuando me imagino a Epicuro en su jardín, lo imagino con el rostro sonriente y de vuelta de todo, salvo de la amistad y del amor, de Escota.
Por otro lado, también se habla de Epicuro como si buscase placeres desenfrenados e inconscientes primando la cantidad sobre la calidad. Todo lo contrario. Epicuro era sutil y sofisticado en la elección de lo que podía procurarle placer. Ya fuese en las relaciones sociales o en la gastronomía. De igual manera, Escohotado es un sibarita con el que he recorrido varios pubs sevillanos a la búsqueda de una copa de calvados. Al final nos tuvimos que conformar con un Johnny Walker, obviamente Etiqueta Negra.
Precisamente por Sibariscomenzó nuestro diálogo, porque, si se trata de hablar de los enemigos de la libertad, lo mejor es empezar por los amigos. Y es que hay una correlación entre la defensa de la libertad y el disfrute del placer. Los enemigos de la libertad lo son de la risa, como decía Cioran, pero también del goce. Inicié comentándole que si hay una ciudad que los liberales tenemos siempre presente en nuestra imaginación política, esa es Atenas, la polis que fue el epicentro de la isegoría (la libertad de expresión) y la isonomía (la igualdad ante la ley). Con su proverbial capacidad para la síntesis aforística, Escohotado lo resumió en una máxima:
La polis que culmina en Atenas es la polis comercial que se mantiene sin violencia.
Sin embargo, esa actividad comercial se expresa a través de un proceso de destrucción creadora como el que analizó magistralmente Escohotado en Caos y orden (Premio Espasa de Ensayo). Una dinámica descrita por Escohotado en la charla así:
Los liberales intentamos crear un orden dentro del caos.
Y que nos diferencia tanto de conservadores como de socialistas, que tratan de fosilizar el orden, ya sea mirando hacia el pasado (los primeros) como al futuro (los segundos). En este sentido, Escohotado remarcó algo semejante a lo que había expresado Hayek cuando marcó distancias entre el liberalismo y el conservadurismo:
El liberal no puede ser conservador porque su amor a la libertad le impide oponerse al cambio, y el conservador teme que cualquier cambio sea a peor.
Aunque el talante liberal, abierto a nuevas ideas vengan de donde vengan, debe llevar a "ser muy flexible y escuchar. Keynes, el otro gran liberal del siglo XX, proclamó:
Cuando cambian los hechos, cambio de opinión. ¿Qué hace usted, señor?
El liberalismo nació en la muy empirista Gran Bretaña, de la mano del inglés Locke y los escoceses Hume y Smith. Y desde entonces los axiomas de las posiciones de partida nunca se ha convertido en dogmas, diferenciándose así de los conservadores y los socialistas.
También en Caos y orden establecía Escohotado una distinción entre "mandobedientes", por un lado, y libertarios, por otro, que le recordé citando el opúsculo ¿Qué es la Ilustración? (que perfectamente se podría denominar ¿Qué es es el liberalismo?)
El sacerdote quiere que obedezcas, el que cobra los impuestos te pide que obedezcas, y nunca que reflexiones. Y Kant establece el lema del liberalismo, que es: no seas un servidor sin al menos alzar la voz y poner un pero en contra.
Una actitud crítica que Escohotado matiza advirtiéndonos contra el pesimismo y el cinismo, que suele ser la derivada perversa de la negación. "El optimismo nutre las almas de las gentes bien nacidas", dice. Si pudiéramos resumir el pensamiento para la libertad de Escohotado, podríamos tatuarnos esta sentencia:
El liberal ama la libertad porque ama la realidad, y ama la realidad porque ama la libertad.
También tuvo tiempo Escohotado para hacer guiños a la situación política del momento. Es significativo que Albert Rivera se plantara un día en Ibiza para hablar con el filósofo de la libertad. Y va siendo hora de que, en España, el presidente del Gobierno tenga conversaciones con los grandes intelectuales en lugar de pasarse el día leyendo el Marca (con el debido respeto a la reflexión deportiva, a la que últimamente también se ha apuntado el propio Escohotado con unos deliciosos artículos sobre los partidos del Real Madrid).
En el turno de preguntas del público le inquirieron: ¿qué tiene en contra ahora Ciudadanos? Y el respondió:
Pues que son guapos, son independientes y no están pringaos. Hay todo un sector de España y del mundo entero que no quiere a gente guapa, independiente, y mucho menos no pringada.
Y esto es muy importante porque, después de que Escohotado y yo hablásemos sobre todo lo divino de la filosofía de la libertad, en la cena posterior unos profesores andaluces me comentaron que viven dentro del armario liberal, ya que es mucho mejor, en el clima de intimidación que se vive en los institutos públicos de la comunidad dominada por Susana Díaz, que nadie sospeche que no comulgas con las ruedas de molino que hace tragar la administración pública socialista. Pobre de ti, me comentaron, si se llega a saber que discrepas, por ejemplo, del lenguaje inclusivo o de la última jerga que los pedagogos progres se inventan para asistir a congresos y torturar a los profesores.
A todos ellos y al numeroso público que llenó hasta la bandera el auditorio de Centro Universitario EUSA les servirá, no como consuelo sino como acicate, esta reflexión final de Escohotado:
El que ha nacido no ha pedido nacer ,pero ¿qué le espera? Yo le propongo pensar y ser libres.
PD. Una iniciativa extraordinaria es la que está desarrollando Jorge Escohotado, uno de los hijos del filósofo, digitalizando toda la obra de éste para que se pueda acceder fácilmente a unos títulos en parte descatalogados, raros de encontrar o que, simplemente, se quiera consultar en formato ebook en lugar de papel. La web, de aires jüngerianos: La Emboscadura.