Kanye West deja la política: "He abierto bien los ojos, y ahora me doy cuenta de que he sido utilizado para lanzar mensajes en los que no creo". Sus palabras son, en principio, un distanciamiento de su amigo, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. West no es un senador por Virginia, sino un músico y productor, y esposo de Kim Kardashian. Es, o era hasta el último día de octubre, uno de los iconos del Blexit, palabra con la que se denomina al agotamiento del matrimonio entre el voto negro y el Partido Demócrata.
No hace mucho, en abril, cuando todavía no se había desencantado de la política, West escribía en su cuenta de Twitter lo siguiente: "Me encanta cómo piensa Candace Owens". Sus más de 28 millones de seguidores se debieron de quedar, en su práctica totalidad, con la misma pregunta. ¿Quién es Candace Owens?
A bote pronto, Owens es, ahora, quien ha lanzado la campaña Blexit, acrónimo de los términos en inglés black (negro) y exit (salida), y que imita al abandono del Reino Unido de la UE. "Blexit", dijo Owens en la presentación del movimiento, "es la salida de los negros de la victimización permanente, de la falsa idea de que de algún modo estamos aparte del resto del país". Se dirigirá a las comunidades negras del país para decirles que también pueden votar republicano pero, sobre todo, para decir que "el progreso sólo vendrá de un cambio de mentalidad".
Tiene una amplia base a la que dirigirse, pues en las elecciones de 2016 optó por el partido de Abraham Lincoln, el republicano, sólo un 8 por ciento del voto negro. Pero ella considera que la victoria es tan inexorable como el correr del calendario: "Hay una guerra civil ideológica entre la gente negra que se centra en su pasado y habla de esclavitud, y la gente negra que se centra en el futuro"; y el futuro habrá de imponerse, necesariamente.
West, que es quien ha diseñado el logo del movimiento, ha durado muy poco en él, pues tenía apenas una semana de vida cuando se desvinculó. El artista ha dado más bandazos en política que Pedro Sánchez, y en este sentido es lo contrario a Candace Owens. Ella se despertó un día sabiendo que era conservadora, y desde entonces se ha dedicado al activismo como una flecha, sin desvíos ni desmayos. Es una de las caras jóvenes de la nueva derecha que acompaña al presidente Trump. Desacomplejada, combativa, elocuente, Owens salta sobre los mensajes-fuerza de los demócratas y los hace añicos.
El #MeToo, por ejemplo: "Toda la premisa de #metoo es que las mujeres son estúpidas, débiles e inconsecuentes. Demasiado estúpidas como para saber qué querrán los hombres si llegas a su habitación de hotel tarde por la noche. Demasiado débiles para darse la vuelta y decirle a alguien que no vuelva a tocarle el culo". #BlackLivesMatter (ninguna mentira sin su hashtag) es un pozo de victimismo en el que los demócratas quieren ahogar la idea, no tan descabellada, de que ser negro no te impide salir adelante y luchar por tu vida como cualquier otro ciudadano. O eso es lo que proponen Candace Owens y su Blexit.
Owens ya sabe lo que es ser conservadora y tratar con la canalla estadounidense. Acusó a BuzzFeed de retorcer sus palabras. Y como en el periodismo han caído todas las categorías y el Washington Post no tiene por qué ser mejor que esa web especializada en fraudes periodísticos, decidió grabar la conversación con un periodista del WaPo, el periódico de Robert Redford y Dustin Hoffman en Todos los hombres del presidente. Y resultó que el Post también entendió que puede manipular las palabras de una conservadora negra. La grabación desveló las mentiras del periodista, y el periódico ha retirado la noticia, sin más explicaciones.
Y es aquí cuando llegamos al fondo de la historia de Candace Owens. Una historia de falsedades, sectarismos, denuncias y ocultamientos. Es la historia de SocialAutopsy.com. Owens creó esa página para que los usuarios denunciasen a los trols anónimos. El equipo de SocialAutopsy.com haría un seguimiento para desvelar la identidad de quienes se meten con los demás en internet. Sólo que hoy cualquiera puede sentirse ofendido, y basta saltarse las leyes de la corrección política para que alguien te considere trol. Y la web se convirtió pronto en un instrumento de escarnio para quien hablase como siempre se ha hablado, sin mayor miramiento.
La página de Owens generaba su propia polémica, especialmente entre los libertarios (liberales clásicos) de los Estados Unidos, que saltaron sobre ella como fieras. Pero se realimentó con otra polémica, GamerGate, que es una revuelta de los usuarios de videojuegos contra las imposiciones de los sacerdotes del progresismo denominados "guerrilleros por la justicia social" (Social Justice Warriors, o SJW). En la lucha de unos usuarios contra el catecismo de la corrección política, SocialAutopsy.com recibió multitud de críticas. Y el correo de Owens empezó a rebosar de insultos y amenazas a su persona. Pero ella achacó los ataques a una conspiración ideada a su vez por dos SJW, Zoe Quinn y Randi Lee Harper. Y fue entonces, en ese momento, cuando se convenció de que quienes querían callarla eran los progresistas y se hizo conservadora "de la noche a la mañana".
Cuando era aún una teenager, Owens ganó un juicio por ser víctima de racismo. Luego abrió una web de denuncias y ha acabado poniendo en tela de juicio las pastillas de denuncia social elaboradas por los laboratorios progresistas.