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Santiago Navajas

Por qué manifestarse contra los indultos

A más España y más Justicia, más Cataluña y más derechos para los catalanes.

C.Jordá

Justificar el golpismo indultándolo en consideración al bien público reduce éste a un medio, mientras que el golpismo pasa a ser una herramienta política legítima. De este modo, ignorada la Justicia, asaltados los tribunales y vulnerados los más elementales principios éticos, se incentivan la malicia, el miedo y la venganza. Los pérfidos se hacen insaciables y los justos se sienten desamparados. Cualquier sentimiento natural sobre lo justo e injusto queda destruido, mientras que el Parlamento queda deslegitimado, el Gobierno pierde el respeto y los tribunales se hunden en la inoperancia. Sólo quedaría la Monarquía como referente de la democracia constitucional.

Los indultos significarían políticamente que la insolencia de los nacionalistas y la sumisión de los socialistas triunfarían sobre la esperanza de los que, especialmente en Cataluña, siguen exigiendo que un Gobierno español se ocupe de protegerlos. Quizás estemos destinados a la esclavitud, pero al menos podamos reivindicar que no es merecida. Que si nos aplastan no es con nuestro aplauso servil ni con nuestro silencio cómplice, sino que hemos alzado la voz y nos hemos manifestado en nombre de una nación de la que nos sentimos orgullosos y de unos derechos por los luchamos.

El indulto a los sediciosos es un insulto a la Justicia y una humillación más a los españoles que están con el Estado de Derecho, sobre todo en Cataluña.

La tiranía democrática que tienen implantada los nacionalistas en Cataluña tiene su correlato jurídico en los indultos con los que los socialistas van a premiar a los sediciosos de ERC y Junts. No fue suficiente que el Tribunal Supremo hiciera una lectura benevolente de los hechos acaecidos en septiembre de 2017, condenando por sedición en lugar de por rebelión, sino que ahora Pedro Sánchez pretende pagarles el apoyo a su Gobierno con un premio que no sólo no está justificado sino que es un insulto a la Justicia y una humillación más a los españoles que están con el Estado de Derecho, sobre todo en Cataluña.

Sánchez y sus corifeos mediáticos han colocado en la balanza de la Justicia por un lado los crímenes reales de hoy y, en el otro platillo, las hipotéticas ventajas de mañana. Esta demagogia de sofistas está fabricada para justificar cualquier delito ideológicamente afín al poder hegemónico, compartido por nacionalistas y socialistas. Los crímenes, si se toleran y perdonan, es que se prefieren. De este modo, se pavimenta con hipocresía la carretera que conduce al desmantelamiento del Estado de Derecho, la destrucción de la nación española y el aplastamiento de la ciudadanía que se resiste a la servidumbre. Todo ello coherente con los partidos nacionalistas pero una traición para un partido que se dice socialista y español.

Es posible que los indultos sean imparables, dada la voracidad de Sánchez por mantenerse en el poder y la astucia de los golpistas al elaborar su tela de araña contra España y su Estado de Derecho, pero precisamente porque la nación es una actuación conjunta en aras de la comunidad es necesario que demostremos en el ámbito público nuestro compromiso con los valores superiores de un país (la libertad, la pluralidad, la diversidad en la unidad que ampara a todos los catalanes) heredero de una tradición conformada también por los mejores catalanes, de Juan Boscán a Boadella, pasando por Pi i Margall y Albert Rivera. A más España y más Justicia, más Cataluña y más derechos para los catalanes.

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