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Amando de Miguel

Trenos por Cuba

Da vergüenza el hecho negativo del Gobierno español, desentendido de los sufrimientos y humillaciones del pueblo cubano.

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A finales del siglo XIX, Cuba era la provincia más adelantada de España. En ella funcionó el primer ferrocarril y se organizaron los primeros grandes almacenes. La escolarización general se consiguió en Cuba antes que en otras provincias españolas. Eran los tiempos en los que el precio del azúcar andaba por las nubes. La Perla de las Antillas recibía muchos emigrantes de la Península, ávidos de hacer fortuna, con una notable acumulación de esfuerzo. Todo eso es historia y nostalgia.

La realidad más próxima es que Cuba lleva ya dos generaciones bajo el yugo de una crudelísima dictadura. La cual ha conseguido empobrecer el país hasta el punto de situarlo en el estrato de los más atrasados del mundo. Lo demuestra la altísima tasa de emigración, principalmente a los Estados Unidos y a España. Encima, la pandemia del virus chino ha acabado con el turismo, el principal rubro de exportación de la isla, puesto que el azúcar ya no se cotiza. Al final, el vecindario se ha rebelado en algunas ciudades cubanas, pero, ante la falta de apoyo internacional, se ha visto aplastado por la satrapía castrista. Ha sido un triste epílogo de la revolución.

La cobardía del Gobierno español es algo que clama al Cielo.

Da vergüenza el hecho negativo del Gobierno español, desentendido de los sufrimientos y humillaciones del pueblo cubano. Claro que, dentro del Gobierno, pululan algunos ministrillos de la misma cuerda que el castrismo. Tiene cierta lógica, pues, que el doctor Sánchez no se atreva a auxiliar a los rebeldes cubanos. Al menos, no cabe imaginar que los pueda tachar de "mercenarios", según la calificación oficial de los burócratas revolucionarios de Cuba.

Se dirá que ninguno de los Gobiernos europeos ha hecho nada por aliviar el dolor del pueblo cubano. Pero España tiene una deuda moral con nuestros hermanos de Cuba. Por tanto, la cobardía del Gobierno español es algo que clama al Cielo. Por lo menos, la embajada española en La Habana podría haber abierto una lista de ayuda a los cubanos que quisieran exiliarse. Tampoco estaría mal la implementación de una serie de donativos en especie (alimentos, medicinas, vacunas, ropa, teléfonos móviles, etc.) para la población más necesitada. Excelente ocasión para mostrar la vocación de nuestros voluntarios de las causas solidarias.

Resulta extraño. Es como si el Muro de Berlín siguiera enhiesto en La Habana, un fenómeno digno del realismo mágico. Con qué naturalidad los países de la Europa oriental acabaron con la ocupación soviética, como respuesta al estímulo del desplome del murete berlinés. Es de esperar un episodio parecido en Cuba, naturalmente, con la especificación tropical. Hay que confiar en la razón histórica. Más temprano que tarde, ese suceso se producirá. Será interesante oír, entonces, los argumentos del Gobierno español, incluidos los señoritos y señoritas de Unidas Podemos, atornillados a las poltronas del Consejo de Ministros y Ministras. Será digno de recordar la declaración de que "Cuba no es una dictadura". No lo será. Se podrá decir que lo fue, y de las más miserables.

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