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Eduardo Goligorsky

La autodeterminación de España

La autodeterminación de España pondrá fin a la dominación de los bárbaros y la devolverá al podio de las naciones civilizadas de Europa.

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La autodeterminación figura a la cabeza de los privilegios inconstitucionales que los insurrectos catalanes –y con más discreción sus pares vascos– pretenden arrancar al Estado español. Recurren para ello al chantaje, aprovechando que al frente del Gobierno se encuentra un felón megalómano que para conservar el poder depende de sus pocos escaños, sumados a los de los comunistas y los albaceas de los terroristas etarras. Pero la autodeterminación es un derecho situado en las antípodas de esta iniciativa rupturista de naturaleza mafiosa. La Carta de las Naciones Unidas especifica que solo se aplica a los pueblos colonizados y explotados por potencias extranjeras. En virtud de ello nacieron en el siglo pasado–con mayor o menor fortuna– muchos nuevos países independientes en África y Asia.

Dos palabras clave

Colonizados y explotados. Dos palabras clave. Que se repetirán a lo largo de todo este artículo y que en Cataluña desenmascaran los abusos de los cruzados de la secesión. Aquí los caudillos de rancio abolengo étnico componen una minoría hegemónica que coloniza y explota a los millones de ciudadanos españoles que habitan el territorio sometido a sus discriminaciones humillantes.

Desde hace más de cuarenta años, esta oligarquía colonizadora y explotadora trabaja sin descanso, a veces con la tolerancia y ahora con la complicidad activa del Gobierno central, para amputar los vínculos familiares, sociales, económicos y culturales que unen a estos millones de ciudadanos con sus compatriotas del resto de España. Los instrumentos que utilizan estos renegados para colonizar y explotar a sus víctimas civiles son la tergiversación de la Historia, adulterándola con epopeyas mitológicas y fraudes dinásticos, la atribución autocomplaciente de virtudes psicológicas de neto corte racista, la sacralización de emanaciones telúricas en determinados puntos de la geografía local y la proscripción inquisitorial de la lengua común de los españoles e hispanohablantes.

El clímax de la campaña

La campaña de colonización y explotación llega al clímax cuando el Gran Felón cede con mayor docilidad a las extorsiones de los pedigüeños: indultos a delincuentes convictos y confesos, mesa de diálogo inconstitucional, con la amnistía y el referéndum en el alero. Como siempre, prefiero que sea un catalanista de pura cepa quien salve su decoro exhibiendo el juego sucio de los trileros con los que comparte la bandera. Escribe el prolífico notario Juan-José López Burniol, citando textualmente el discurso de Pere Aragonès tras su encuentro con Pedro Sánchez en la Moncloa ("Nudo [2]", LV, 17/7):

Afirmó la existencia de un "conflicto político entre Catalunya y España", consideradas ambas siempre como sujetos soberanos de igual jerarquía; bilateralidad se llama esta figura. Dejó claro, con un punto de desdén, que no es cuestión de "encajar" Catalunya en España dentro de la Constitución (que no citó, ergo no existe), sino de habilitar la fórmula precisa para que los catalanes elijan, si así lo quieren, su secesión, sin contar para nada con el resto de los españoles. Unas breves frases suyas ahorran mayores precisiones. "No hemos transitado este camino para volver al 2010", "Esto va de soberanía, va de comunidad política que decide, y esta comunidad es Catalunya", "Les recuerdo que nuestro punto de partida era la independencia. El camino intermedio es el referéndum", "En dos años decidiremos".

Reventando el yugo

¿Insólito, verdad, que en pleno siglo XXI una secta insurgente pueda colonizar y explotar a los habitantes de una porción del territorio nacional? Pero esta es solo una parte de la realidad. Lo tremendo, lo aberrante, es que toda la población de España, y no únicamente la de una parte de su territorio, se encuentra sometida a ese régimen de colonización y explotación. El doctor Frankenstein ha armado su monstruo con piezas de origen espurio, marcadas por su hispanofobia, ya sea esta de cepa racista vernácula o de raíz leninista-chavista foránea, pero siempre cargadas de odio cainita. Y este monstruo nos coloniza y explota a todos.

Se justifica, por lo tanto, que prospere en la sociedad civil española, empezando por Madrid, y siguiendo por el resto de las regiones, la voluntad de autodeterminarse en las condiciones que estipula la ONU, reventando el yugo de la colonización y la explotación que nos han impuesto los secuaces del sanchicomunismo y de los sediciosos contumaces.

La autodeterminación de España pondrá fin a la dominación de los bárbaros y la devolverá al podio de las naciones civilizadas de Europa.

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