Una vez Jardiel Poncela dejó claro que en España no había once mil vírgenes ni por casualidad, cabe deconstruir otro mito propagado por el PSOE y la prensa afín: que en España hay 300.000 prostitutas. Que el partido liderado por Pedro Sánchez es intrínsecamente prohibicionista, intervencionista y paternalista no es desconocido por nadie. Que tiene una relación complicada con la verdad y con los hechos es también de dominio público. Por eso no es de extrañar que pretenda imponer su agenda abolicionista propagando fake news, satanizando a los hombres y tratando a las mujeres como menores de edad.
Un artículo reciente del Washington Post reproduce los datos falsos y el argumentario del PSOE en su proposición para abolir la prostitución. Dice su autora, Rachel Pannett, que España es considerada "el burdel de Europa" y donde más prostitución hay, tras Tailandia y Puerto Rico. En realidad, es Alemania la que es conocida por su facilidad para la prostitución, dado que es el país más grande que la ha legalizado. Lo de que España es equivalente a Tailandia pertenece al género delirante-paranoico. Pero nunca va a desperdiciar una anglosajona la ocasión de una variación de la Leyenda Negra sobre España.
¿Por qué el PSOE y el Washington Post manipulan la información sobre la prostitución en España? Es común en la agenda de la izquierda la creación de bulos para crear alarmismo y escándalo en la población. En realidad, los datos objetivos indican que en España hay entre 45.000 y 100.000 prostitutas. Y son muchísimas menos las que son víctimas de trata: en lugar del 90% de las 300.000 que afirma el PSOE, son el 10% de 100.000 (admitamos la cifra más alta entre las probables). Para más información, basta descargarse el paper publicado en la Revista Española de Investigaciones Sociológicas "La trata con fines de explotación sexual en España: ¿se ajustan las estimaciones a la realidad?".
Por otro lado, para apuntalar su disparatada ideología de género que trata de hacer creer que los hombres son un grupo maldito, intrínsecamente explotador, en lugar de ser el 32% los que afirman haber pagado por sexo alguna vez en su vida, lo cierto es que la horquilla estadística reduce la cifra entre el 15 y el 25%. Todavía más relevante es que el PSOE sistemáticamente basa su ley en eliminar la prostitución y la trata de mujeres y niñas, ignorando sistemáticamente en sus documentos a los hombres y a los niños. Al menos hay que reconocerles coherencia porque en sus programas de igualdad entre hombres y mujeres nunca tratan de reducir la brecha de género que perjudica a los hombres, de los suicidios a los accidentes laborales pasando por las profesiones de riesgo y la mendicidad.
Sin duda la prostitución y, sobre todo, la trata de personas, ya sea de hombres o de mujeres, merecen atención y reflexión. Cabe estudiar medidas para ofrecer alternativas económicas y sociales a aquellos que quieran salir de la prostitución y, antes de nada, medidas policiales para acabar con la esclavitud sexual. Pero ello se tiene que hacer desde el respeto a los trabajadores sexuales, sin humillarlos doblemente negándoles dignidad e imposibilitando que ejerzan su trabajo en las mejores condiciones posibles cuando así lo elijan libremente.
Como muestra el caso de Nueva Zelanda, es posible conciliar la libertad, la seguridad y la dignidad con el mercado. En este modelo liberal, el 90% de los trabajadores sexuales afirman sentirse con más seguridad, sanidad y derechos. Y además no es necesario sacrificar la verdad ni inventarse los hechos.