Banderas que se han ido dejando en manos de la izquierda: el feminismo, la justicia social, el Estado de Bienestar, las autonomías... ¿ahora la Constitución? La izquierda es experta en traicionar conceptos y praxis mientras se apropia de ellos: del feminismo, que ha envenenado, a la justicia social, que ha tergiversado; a, ahora, la Constitución, que incumple y obvia de pe a pa.
La Constitución: entre todos la mataron y ella sola se murió. Unos la apuñalan de frente pero las heridas más graves le llegan por la espalda, a traición y de los proclaman defenderla. Así, Sánchez pide cumplirla de pe a pa, mientras que su marioneta en el Parlamento, Batet, muestra la máxima deslealtad constitucional politizando la Constitución con un ilegítimo mensaje partidista para atacar a los que, "judicializando la política", han mostrado que su partido y sus aliados están batiendo récords de leyes inconstitucionales.
Ningún nacionalista acude al acto de celebración de la Constitución. La extrema izquierda ni está ni se espera. Pero es que Abascal tampoco. Los españoles constitucionalistas vemos cómo un día sí y otro también se perpetran asaltos simbólicos contra la Constitución (alguno no tan simbólico, véase el golpe de Estado de los catalanistas, hace poco indultados por los socialistas no sólo por cálculo electoral sino por complicidad ideológica). Desde la izquierda se afirma que la Constitución es un traje viejo. Desde la derecha anticonstitucionalista, animada por la ausencia del líder de Vox en la conmemoración, que es una patraña, un idolillo pagano y decadente, que está marchita.
No es posible estar medio embarazada, como tampoco cabe ser medio constitucionalista. Las propuestas de reforma de la Constitución sólo cabe hacerlas por, para y con la Constitución. ¿Qué es, en suma, declararse constitucionalista? Defender que las leyes constitucionales se pueden cambiar, de la preferencia masculina en el orden sucesorio al cupo vasco, pero no así los principios constitucionales y el compromiso con la nación española y el Estado de Derecho. Es trivial que los nacionalistas y la extrema izquierda no crean en la nación española y en el Estado de Derecho. Se equivocó gravemente Abascal al ausentarse de la ceremonia de celebración, adhesión y defensa de la Constitución. Pretender atacar al PSOE dándole una patada a la Constitución es el habitual error populista que lleva a la derecha al nihilismo y el fanatismo (ver Zemmour en Francia).
La Constitución siempre hay que dejarla al margen de los politiqueos partidistas. Era esperable que Batet lo hiciera fatal. Como es razonable apostar que Sánchez y sus socios de extrema izquierda y nacionalistas golpistas pretenderán colar más leyes anticonstitucionales. Razón de más para haber estado en primera línea constitucional, dando ejemplo de grandeza institucional.
Se pierden las guerras de civilización cuando se abandonan las batallas culturales y se rinden los conceptos políticos.