La tiranía venezolana es derrotada por el espíritu democrático
Los venezolanos, una vez más, han dejado de ser un gentío. Es una Nación en marcha. Sí, en estado de alerta y construcción.
Llegaron al poder utilizando las urnas. No era la primera vez que lo hacían. Impusieron una cerril tiranía. Venezuela, después de la caída del comunismo en 1989, fue el primer ensayo mundial de los regímenes tiránicos del mundo, entre los que se cuenta como primeros abanderados China y Rusia, para crear un nuevo modelo de tiranía. Al principio su nombre fue oscuro, pero nadie duda ya en llamar a Venezuela la primera narco-dictadura del siglo XXI. La República Bolivariana de Venezuela es un modelo clave para matar la democracia. La libertad. Llevan en el poder casi veinticinco años. Venezuela está destruida. Más de una cuarta parte de su población está desterrada por el mundo entero, y el resto vive en la esclavitud bajo el yugo de la violencia y el crimen. Sin embargo, el día 28 de julio, por fortuna, se desveló la pregunta fundamental del mundo civilizado: ¿quién podría acabar con esta "corporación criminal" de carácter internacional, cuyos principales apoyos están allende Venezuela? La respuesta está al alcance de todos: sólo un gran movimiento ciudadano con apoyo internacional podría hacerlo. La sociedad civil venezolana está a punto de conseguirlo merced a un uso inteligente de un sencillo procedimiento de selección de élites, primer paso, sólo el primero, para construir un sistema democrático. Nadie confunda la democracia, como hacen los agoreros del fin del mundo junto a los totalitarios de todos los tiempos, con la sacralización del acto de la votación.
Enhorabuena a los venezolanos de bien por su lucha. Se necesita mucha imaginación e inteligencia política para llevar a su destrucción a una dictadura narco-comunista sin caer en la violencia y utilizando las reglas impuestas por la propia dictadura tiránica. Esta es la primera victoria de los ciudadanos venezolanos. El mundo entero sabe ya que puede derrotarse un Estado Narco-Comunista. He ahí la primera conquista de la gran Venezuela. Sí, nadie lo olvide, se está luchando contra un terrorífico Estado narco-comunista del que sale más del 25% de la cocaína que recorre el mundo. Basta un dato para hacerse cargo del problema: sólo en el estado de Zulia, llamado "la pequeña Sinaloa", hay más de 50 pistas de aterrizaje para facilitar el tráfico de droga. Estremecedor. Sin olvidar que "más de la mitad de la cocaína que ingresa a Europa procede de Venezuela" y que "la vieja alianza que habían hecho los Castro y los Ortega de Nicaragua con Pablo Escobar ahora es la alianza con las FARC".
Ese movimiento ciudadano, que han iniciado heroicamente los venezolanos, necesita ser respaldado por la comunidad internacional o, por el contrario este tipo de Estados narco-comunistas se perpetuarán como la principal amenaza de Estados democráticos. Este tipo de dictadura es especialmente dañina para aquellos Estados tambaleantes, desde el punto de vista democrático, y con sociedades civiles muy débiles. La dictadura venezolana, sí, es letal para la frágil democracia española. En este contexto es obvio el silencio de Sánchez ante el fraude electoral de Maduro. Es tan obvio como los negocios obscuros que se traen lo socialistas, desde la época de Zapatero hasta hoy, con la tiranía venezolana.
Pero la situación de Venezuela hoy, a pesar del fraude electoral de Maduro, no es desesperante. Al contrario, la esperanza se ha redoblado. El movimiento ciudadano crea entusiasmo en el mundo entero. Da esperanza. Creo que gracias al movimiento ciudadano de Venezuela se mantiene el espíritu democrático en España y otras partes del mundo de dudosas creencias democráticas. Exactamente eso es lo que ganó el domingo 28 de julio de 2024. Ha ganado el espíritu democrático de Venezuela. Algo que no surge de la noche a la mañana sino que está en la propia historia de Venezuela. Quizá, por eso, me atreva a predecir lo mejor para Venezuela. Sí, salvo las canas y unas cuantas lecturas de los grandes autores de Venezuela, escritores venezolanos de nacimiento y otros por voluntad propia, ningún saber me asiste para afirmar que Venezuela solo tiene una salida espiritual: la lucha por su libertad y la democracia. Han de seguir luchando. Hemos de seguir en la brecha democrática. La mayoría de los venezolanos y sus élites intelectuales han dado el día 28 de julio una lección al mundo. Venezuela, el pueblo de Venezuela, ha ido a las urnas y ha vencido. Ha ganado. Y, ahora, volverá a ganar, porque la ayuda que ellos nos han prestado, a saber su espíritu de combate por la libertad y la democracia, tiene que ser recompensada con un movimiento mundial contra los Estados Narco-Comunistas.
El capital democrático que ese pueblo le ha dado al mundo el 28 de julio no puede malbaratarse con retóricas inicuas. La lección de los venezolanos es grandiosa. Un milagro. Han hecho visible al mundo entero que el ser humano no es algo acabado, sino en permanente búsqueda de serlo. En verdad, no hay ser, sino sólo el infatigable esfuerzo por lograrlo. Así lo expresó un español, naturalizado en Venezuela, por voluntad propia. Manuel Granell, uno de los discípulos más grande de Ortega y Gasset, aprendió bien la lección del ser venezolano: la lucha por llegar a ser es lo decisivo. Del Pensar Venezolano, uno de los libros más sugerentes de Granell, mostró y, a veces, demostró a través del estudio de las obras de pensadores genuinamente criollos, como Rufino Blanco-Fombona, Mariano Picón Salas y Arturo Uslar Pietri, las señas de identidad de una filosofía venezolana para el mundo entero. La conformación de ese pensamiento en Venezuela sólo puede tildarse de liberador. Democrático.
Esa filosofía, en verdad, una manera de vivir en libertad, tuvo una de sus primeras cristalizaciones intelectuales en un libro que celebró el mundo entero en los setenta y aún sigue siendo horizonte de referencia para el desarrollo de la democracia. Es una de las reflexiones más impresionantes que se han escrito en el siglo veinte contra el totalitarismo comunista. Me refiero a la obra del venezolano Carlos Rangel: Del buen salvaje al buen revolucionario, publicada en 1976, fue la principal llamada de atención al mundo entero para que no confundiera una genuina sociedad con la imagen que de ella se conforma lejos de allí individuos, intelectuales y revolucionarios profesionales que ni siquiera conocen su lengua. He ahí la primera gran reivindicación de la civilización hispanoamericana para y por la democracia y contra la ideología totalitaria del llamado "tercermundismo" y la "teología de la liberación". El mensaje de este libro es imperecedero y sencillo de entender: Hispanoamérica pertenece por derecho propio a Occidente, el resto son mandangas comunistas y terroristas.
Rangel sabía bien de lo que hablaba. Venezuela se podría presentar ante el mundo como una nación democrática. Su historia, su peor historia, fue asociada a veces con la imagen de un tipo de dictador "payaso", que ha tenido su mejor representación contemporánea en las figuras de Chávez y Maduro, pero nadie con una mínima cultura histórica puede dejar de levantar acta de su tradición democrática. Hay en la historia de Venezuela un profundo hilo espiritual de carácter occidental y democrático que la alejan de las tentaciones totalitarias. Entre 1958 y la llegada de Hugo Chávez al poder, mejor o peor, Venezuela podía presumir de vivir en democracia. De hecho, en toda Hispanoamérica, después de la Segunda Guerra Mundial, sólo hubo dos únicos "modelos" políticos: la cruel dictadura comunista de Cuba o la democracia de Venezuela. Si este país en el pasado marcó el inicio de la independencia definitiva de España, más recientemente, en 1958, se fraguó en una finca propiedad de Rafael Caldera, llamada Punto Fijo, uno de los acuerdos más firmes entre las elites democráticas de Venezuela. Ese pacto consolidó, por un lado, la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, pero, por otro, consiguió hacer más que viable, perdurable, la democracia al margen de las veleidades en que pudieran caer las fuerzas militares. El Pacto de Punto Fijo fue uno de los ejemplos más sobresalientes de formalización e institucionalización de una reglas de juego comunes para el desarrollo de la democracia. La inteligencia, la imaginación y la buena fe demostrada por todas las fuerzas políticas firmantes del pacto dieron lugar a un régimen político sin dictadura. La cosa no fue breve, como tienden a exagerar los derrotistas, porque duró más de cuarenta años.
La tragedia de la llegada de Chávez y, más tarde, Maduro al poder ha sido muy estudiada. Son múltiples los efectos dramáticos en la población, pero, seguramente, la peor de todas fue anular una conciencia ciudadana, una sociedad civil altamente desarrollada, que se había generado durante los años de democracia. En principio, fue a través de una suave militarización de toda la Administración del Estado después con la entera cubanización de la sociedad y el ejercicio de los métodos de represión propiamente comunistas, y naturalmente con las fuertes alianzas trazadas por el régimen con el narco-terrorismo, el régimen de Chávez-Maduro consiguió, después de aprobada la Constitución, crear un proceso endiablado de absoluta desciudadanización de la población venezolana.
Naturalmente, ese proceso no sólo tenía consecuencias morales, sino que afectaba a la vida de miles de ciudadanos que tendrían que salir del país. Yo mismo analicé el asunto en un libro titulado El viaje a los ínferos, publicado en 2003 y prohibida por Chávez su venta en Venezuela. También el empresario venezolano Jorge Roig hizo una predicción impecable. El tono del trabajo era tan irónico como exacto. Merece la pena recordar este trabajo de 2001: "Las reglas del juego son muy simples. Somos veinticuatro millones de venezolanos y cada semana doscientos deben abandonar el país (…). Los organizadores han previsto que aproximadamente cien personas se vayan por la vía de la muerte violenta, para lo cual se tomarán todas las medidas oportunas, tales como el retiro de la policía de las calles, la aparición del COOP a favor de los delincuentes, la impunidad como forma, y sobre todo el Presidente de la Productora inundará los espacios televisivos y medios de comunicación con un impresionante despliegue publicitario (…) con mensajes de violencia, enfrentamiento de clases, divisiones sociales (… ). Los otros cien participantes que deben retirarse del juego, lo deberán hacer por exilio voluntario (…). A tal efecto los organizadores han tomado toda clase de medidas para crear el ambiente ideal para salir del país: desempleo, cierre masivo de empresas y ausencia total de esperanzas".
Ausencia total de esperanzas, sí, fue y sigue siendo el principal cometido de este criminal régimen narco-terrorista, que ha sufrido una fuerte derrota el 28 de julio, porque el pueblo venezolano ha conseguido recuperar el espíritu democrático que durante casi veinticinco años ha sido negado. El 28 de julio ha desaparecido por completo el espíritu esclavista del régimen. El movimiento ciudadano contra la tiranía de Maduro nos ha hecho tocar con las manos el milagro. El incansable esfuerzo del ciudadano por llegar a serlo, el afán que nunca cede ante el esclavo, jamás pierde la esperanza. He ahí en carne viva. La lección. El milagro. Nunca los venezolanos perdieron la esperanza. Los venezolanos, una vez más, han dejado de ser un gentío. Es una Nación en marcha. Sí, en estado de alerta y construcción. He ahí la principal fuerza histórica que los venezolanos legan a los pueblos, como es el español, con un dudoso porvenir sobre su democracia.
El milagro venezolano debería deslumbrar a los españoles de bien. Los venezolanos han cumplido con su trabajo. Han votado mayoritariamente a favor de la democracia y contra la dictadura. Edmundo González y María Corina Machado han ganado las elecciones con las reglas impuestas por el tirano. Doble mérito. Gracias por la lección política y moral que habéis dado al mundo para que el hombre camine erguido. Gracias por habernos liberado de los grilletes de la Internacional Socialista, presidida por Sánchez, que ha apoyado y siguen apoyando al Gran Polo Patriótico, el partido que sostiene al tirano Maduro. Demos, sí, gracias a los venezolanos por mostrar al mundo que aún es posible entusiasmarse por la democracia. Maduro tiene que irse. Los demócratas del mundo tienen que corresponder con prontitud y generosidad a la herencia del movimiento ciudadano al mundo entero: no perder jamás la esperanza de que el hombre llegue a ser libre.
Por eso, no hay país decente del mundo que haya dejado de expresar su malestar ante el tirano por intentar justificar un fraude electoral de calibre desconocido. Más del 70 % de los venezolanos han votado por Edmundo González y María Corina Machado. Salvo las dictaduras comunistas, vinculadas a Putin y el terrorismo internacional, el mundo libre está condenando el fraude electoral del tirano Maduro. La cuestión es ¿cómo coordinar la ayuda internacional a ese pueblo, un genuino movimiento ciudadano por la democracia, que sigue luchando a brazo partido en todas la calles y centros de votación de Venezuela, para sacar al tirano del poder?… Pero el primer paso ya se ha dado. Lo importante lo ha hecho el pueblo. El 70% de los ciudadanos han votado a Edmundo González y María Corina Machado. Y han dejado en silencio a los gobiernos más corruptos del mundo. Están mudos, callan ante la lucha de un pueblo por liberarse de las cadenas de un tirano.
Venezuela, la gran Venezuela, ha dado una lección al mundo. Expresado con un verso de Rafael Cadenas nos ha enseñado que "La humildad es un refinamiento".
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