Comunismo: la ilusión perdida (y II)
Más allá de la muerte
La Ilusión funciona sin la necesidad de una Patria del Proletariado que la mantenga con su ejemplo. El sistema ilusiona de por sí, lo que indica que su origen no está en el ejemplo real ni en la doctrina. El hundimiento del sistema soviético podría hacer pensar que era evidente que la doctrina había fallado en la realidad. Eran una serie de países, con historias diferentes y culturas distintas en los cuales se había implantado el sistema socialista, el del "socialismo científico", que habían fracasado. Muchos han creído que esa catástrofe en serie bastaba para convencer a los ilusionados que la fuente de su ilusión era una pura ilusión, y que la doctrina era errónea. Pues no. La ilusión puede más, mucho más, que la terca realidad.
El padre fundador de la doctrina, el hoy olvidado Marx, dijo: "En la práctica es donde el hombre debe demostrar la verdad, es decir, la realidad y la potencia, el carácter terrenal de su pensamiento". O lo que es lo mismo: en la práctica es donde se demuestra la validez de la teoría. Los que fueron los seguidores de Marx, hoy no se declaran tales, se las arreglaron para esquivar la prueba de la realidad. Recurren a explicaciones que muestran el carácter de falsa conciencia que tiene la visión del mundo generado por su doctrina. Sus justificaciones dejan claro que su pensamiento no es "terrenal", es simplemente ilusorio.
Veamos un ejemplo de hoy, que se puede leer en los artículos que en la prensa publican los "tardoestalinianos"; no sólo de nuestro país.
Cuando aparecen informaciones del mal funcionamiento de la ex URSS, asesinatos callejeros, existencia de mafias que parecen controlarlo todo, el desorden económico, la escasez de bienes, la falta de legalidad y todo lo restante. La explicación de los ilusionados es que esos son los frutos del capitalismo que ha sido impuesto por las potencias imperialistas, en particular los Estados Unidos. El caso de la catástrofe rusa les sirve para demostrar los efectos fatales del capitalismo y la libre empresa. "¡Con los sucesores de Stalin estabamos mejor!". Frase conocida por aquí y empleada por ilusionados de otro bordo.
Si nos fijamos en las explicaciones dadas por tardoestalinianos, podemos deducir buena parte del carácter de falsa conciencia de su "imagen del mundo". Su mundo es virtual, y por eso tienen una "imagen" de su mundo, pues sólo se tiene una visión del mundo, incluso distorsionada, si lo que se ve es el mundo y no una imagen virtual.
La sociedad rusa es calificada por ellos, como capitalista y ha sustituido a un sistema socialista, algo deformado, pero socialista. Hoy es la presa de unos capitalistas puros, que ha desplazados a los dirigentes socialistas. Según esta visión los dirigentes capitalistas de la economía rusa actual, han surgido de la nada, es decir los tardoestalinianos aceptan la teoría de la "generación espontánea", a lo menos en este caso. O bien son capitalistas occidentales disfrazados de rusos que se han infiltrado en la sociedad ex soviética. O acaso unos ciudadanos rusos han sido sometidos a unos cursos acelerados y potentes de "masters de economía capitalistas".
Olvidan que prácticamente desde finales de la época de Stalin se fueron estableciendo redes de comercio clandestino, destinado a paliar la rigidez del sistema económico soviético, que generaba penurias en todos los sectores. Estas redes, toleradas, exigidas por el sistema, crecieron a medida que disminuía el terror policiaco, y al crecer adquirieron poder. Formaban parte de estas redes de economía paralela, buena parte de la "nomenclatura" soviética. Cuenta el sociólogo Ilja Zemtsov, que en la república soviética de Azerbeidjan, se podía comprar un puesto de presidente de un kolhkos por menos de cincuenta mil rublos, un examen en la universidad de Baku, se podía obtener por unos cientos de rublos y así casi todo. La hija de Bresnev y su marido eran dirigentes de una red importante. Y por aquella época se solía fusilar a unos cuantos individuos, cada año, por robos de la propiedad social. Las redes dependían en parte del aparato del estado y del partido, al descomponerse estos, las redes se transformaron en mafias libres del estado. El funcionamiento económico actual es la herencia de una economía trabada, a la que se le han soltado las trabas.
El 80% de los dirigentes de las industrias rusas son los antiguos directores de las mismas. El 90% de los miembros del aparato del estado, y del gobierno, en Rusia, pues en los otros países ex-socialistas, el tanto por ciento es menor, son apparatchik del sistema soviético. De hecho los dirigentes actuales de Rusia tienen una visión de las cosas no muy diferente de la que tenían en el sistema anterior y esto explica, en parte, el mal funcionamiento del sistema, que está marcado por las distorsiones que la aplicación forzada de un sistema económico "ideal", no terrenal, fue produciendo en el tejido social y económico de la URSS.
Hoy y aquí, no ayer, ni en un país del socialismo real, hay personas que tratan de explicarnos lo que sucede en una parte del planeta mediante unas doctrinas falsas. Lo curioso no es que esas personas lo hagan, lo indicativo es que no se les critique públicamente. Los tardoestalinianos en sus explicaciones nos están mostrando que: a) que para ellos el tiempo no existe, no hay evolución. Por eso se atreven a decir que lo que sucede en Rusia es el fruto del capitalismo puro, cuando es evidente que se trata de una situación heredada y que tiene sus raíces en la estructura anterior. Es como si hubiera habido una "revolución" capitalista, que hubiera borrado lo anterior y establecido, de golpe, lo nuevo. Niegan el tiempo con su paso. b) no hay hombres que hacen, o pretenden hacer la historia. Son fuerzas, "potencias" autónomas, las que mueven las cosas, es un animismo que atribuye a las "potencias" lo que es atributo de los humanos en su acción. Esta deshumanización de la acción, permite eliminar responsabilidades, y el libre arbitrio de los humanos.
Reconocer que la Rusia de hoy es el fruto podrido de una URSS corrompida sería reconocer que su imagen del mundo es falsa, ya que lo que defendían ayer ha parido lo de hoy, que es indefendible. Los ilusionados, de hoy y de ayer, no hacen la historia, como les indicó el padre Marx, se limitan a inventarla, es más fácil y reposado.
Una secta con pretensiones científicas
Los ideales que fundamentaban la ilusión perdida eran importantes; su fuerza, la de la ilusión, residía precisamente en los valores que se defendían, libertad, igualdad, castigo de los malos, y una sociedad pacificada, donde, por fin, los seres humanos podrían vivir sin miedos en una comunidad fraternal. La importancia de esos ideales y la fuerza de esos valores tenían efectos graves: primero permitían, cuando el creyente tenía un mínimo de lucidez, poder hacer una crítica del sistema real instaurado, ya fuese el partido en cuanto estructura operativa o el socialismo real establecido, fundándose en esos ideales, es decir la doctrina encerraba en su seno, en principio, el contra veneno; en segundo lugar la importancia de los valores defendidos hacía que el crítico tras rechazar la "mala aplicación" de la doctrina, buscase otras estructuras, otra forma de organización, que permitiese la recta utilización de los ideales. Nacieron así las disidencias en el ámbito marxista.
Era evidente que el marxismo ya funcionaba como una religión, tenía sus herejes, sus mártires (en muchos casos de fabricación propia, Trotsky es un ejemplo entre otros muchos cientos de miles), y sus Santos Padres, Marx, Engels, Lenin, Stalin… que generaron el dogma, la doctrina. Tenían también un Salvador: el proletariado; un proletariado, diríamos hoy, virtual. Y un paraíso: el comunismo que era a su vez escatológico, en las dos acepciones del término, acepciones que se adaptan como un guante en el sentido teológico al comunismo ideal, y con toda justeza, en el sentido de producto final de la digestión, a su realización material.
La doctrina no salió hecha de una sola vez de la cabeza de Marx , a la obra de este, Engels va a tratar de darle forma de ciencia, y hasta la conquista de un país, Rusia, hay una multitud de variantes, grandes y pequeñas, de lo que ya se llamaba marxismo, dando lugar a luchas ideológicas. Con la conquista del poder en Rusia cristaliza una de las variantes. Es como si la práctica, el control de un estado, diese la razón a esa modalidad ideológica del marxismo, lo que hacía que apareciese como la forma verdadera de la doctrina, el dogma. Ya en la URSS y con Stalin la variante recibe su nombre: el "marxismo-leninismo".
Con la realización del socialismo científico en Rusia, la cosa se va a complicar. La aplicación de la doctrina dará unos resultados monstruosos y la instauración de una sociedad totalitaria, para mantener lo logrado había que reprimir y controlar la sociedad, la crítica de la actuación de los dirigentes es castigada duramente, la muerte y el campo de concentración, desde los tiempos de Lenin. En la época de Stalin, el 80% de los miembros de la dirección del partido que hizo la revolución en Rusia fueron ejecutados, tras ser declarados contrarevolucionarios. A partir de ese momento surgen disidencias más duras, que cuestan la vida a cientos de miles de militantes, en la URSS y fuera de ella.
La aceptación de los ideales y el rechazo de las prácticas conduce a las herejías. El ilusionado piensa que la doctrina hay que salvarla de las manos de unos dirigentes ineptos. Y se llama a la vuelta a la pureza doctrinal de los primeros tiempos. Los ideales siguen siendo válidos, unos hombres los están desvirtuando. El modo de arreglar el desaguisado es crear un partido nuevo, que sea una copia exacta de aquel que hizo la revolución de 1917.
A los ilusionados nos era prácticamente imposible imaginar que la doctrina era falsa, el error, nos decíamos, residía en la mala aplicación de la teoría, que utilizada por militantes íntegros, doctrinalmente hablando, debería marchar. Por esa razón se creaban partidos y tendencias nuevas, pero siempre salvando el dogma, pues era la doctrina justa para realizar los valores que se defendían. La estrecha imbricación de doctrina y valores, impedía, e impide, hacer una crítica radical. Y esto explica, en parte la cerrazón mental de los que seguíamos fundando partidos y facciones, cada vez menos estalinianas, pero siempre demasiado leninistas. Junto a los críticos cortos, estaban los creyentes con una fe de minero stajanovista, más que de carbonero, en los partidos comunistas "ortodoxos", para ellos la crítica era pecado mortal, pues en ciertos momentos había implicado la muerte física del crítico, que necesariamente era un enemigo del pueblo.
Lo que acaba deshaciendo los enlaces de la "doble hélice" de teoría y valores, es precisamente el mismo desarrollo del socialismo real. Por un lado la descomposición económica y social de los países con "democracia popular", señal inequívoca de fracaso, en segundo lugar que el fracaso tenía lugar en países con estructuras socio-económicas muy diferentes, en vías de desarrollo, desarrolladas, caribeñas, europeos, asiáticos, americanos, y en todos ellos los elementos comunes eran: una rígida dictadura y una penuria material creciente. Ahora no podía caber la menor duda, la variedad de experiencias, realizadas en casi la mitad del planeta, mostraban que la teoría no funcionaba y cuando una teoría no funciona es que es falsa.
Llegar a esta conclusión, para muchos, fue un proceso largo y más bien doloroso; no se debe olvidar que la militancia en los grupos disidentes, sufría molestias, cárceles, exilios, marginaciones, lo mismo que la de los partidos comunistas "ortodoxos", pero con la ventaja, para nosotros, de estar en un ambiente crítico, donde las justificaciones clásicas de aquello de la traición al proletariado y a la revolución, ya no funcionaban; pues nos era evidente que el proletariado en aquellas "patrias del proletariado", estaba oprimido muy seriamente y la revolución había fracasado.
Librarse de una falsa conciencia no es fácil. Son testigos de esa dificultad los "tardoestalinianos" que en el mundo son.
El terrorismo intelectual
El intentar instalar un régimen socialista en un país, con una estructura que no correspondía a las "normas" de la doctrina, obliga aceptar que hay que recurrir a la violencia para imponer a las masas la disciplina requerida para llevar a bien la revolución que permitirá la aparición de la estructura económica y social deseada por las masas. Al problema de la mala adecuación de la estructura del país, Rusia, al proyecto revolucionario, se añade el hecho que las masas, en su inmensa mayoría, no sabían que deseaban esa nueva sociedad.
Desde el tiempo Lenin, la resistencia de las masas a las transformaciones, conduce a la instalación de un terrorismo de Estado. Justificado por la necesidad de salvar la revolución, que se encuentra en lucha contra los "blancos" que reciben la ayuda armada extranjera, es una guerra civil, y además tienen que luchar contra la inercia, cuando no la resistencia, de buena parte de la población. Son hechos que hacen que los dirigentes comunistas acepten la represión brutal. Pero pasa el tiempo, la guerra civil se terminó, pero la resistencia, de los campesinos, crece. Los malos resultados económicos conducen a levantamientos de los obreros, ejemplo: Cronstad donde las protestas de los obreros y marineros del puerto son ahogadas en sangre (1921). El terrorismo de estado se instala.
Algunos dirigentes del partido critican el uso de la violencia de masa y contra ellos se aplica la represión violenta. Junto a ella aparece el terrorismo intelectual. Toda crítica será considerada una traición a la doctrina, a la revolución y al estado (popular). Con un aparato represivo omnipresente y brutal, las acusaciones de agente del extranjero o de enemigo de la revolución, son suficientes en la mayoría de los casos, para acallar las conciencias.
El sistema soviético, en la época de Stalin, exporta sus terrorismos, tanto el físico como el intelectual, apoyándose en los partidos comunistas, a los países capitalistas. El asesinato de Trotski, es un ejemplo de esta "línea política".
Cuando cesa el asesinato, queda el terrorismo intelectual. No es una invención de los dirigentes del PC de la URSS, simplemente es la versión laica de la excomunión, acompañada de falso testimonio. El terrorismo intelectual consiste en acusar de agente del enemigo a alguien. Para ello es necesario que exista un enemigo reconocido, proclamado por las fuerzas del "bien". El partido comunista y sus compañeros de viaje. Si alguien denunciaba los campos de concentración en algún país del socialismo real, era automáticamente acusado de estar a sueldo de la CIA.
El terrorismo intelectual no es una exclusiva de los comunistas, recuerdo el temor que producía que te calificasen de "rojo", bajo el régimen del general Franco. Este terrorismo sigue siendo empleado por los tardoestaliniamos hoy día, es algo que acompaña siempre a la incapacidad de defender sus ideas por vía racional. En realidad es el producto del "pensamiento único" de los que hoy se autocalifican de "izquierdas", pertenencia ideológica que se suele resumir en una defensa cerrada del régimen de Castro, y de la historia oficial de los regímenes socialista. Por ejemplo la publicación de "El Libro Negro del Comunismo", ha conducido a los tardoestalinianos a compararlo con el documento falso "Los Protocolos de los Sabios de Sión", elaborado por la policía del Zar. No siendo capaces, no lo son, de demostrar que es mentira lo que cuenta sobre los sistemas comunistas, se contentan con denunciarlo como un documento falso, elaborado por la CIA o alguien así.
En el pensamiento único de los tardoestalinianos se funda en una serie de valores morales, el mundo occidental es el mal, los sistemas socialistas, a pesar de sus errores, que justifican, era una especie de paraíso para la especie humana, los asesinatos en masa, los campos de concentración, la falta de libertad eran pequeñeces, que quedaban compensadas por los avances sociales logrados. Si se dejasen a pensar, mejor dicho si dejasen de pensar en el ámbito de su "pensamiento único", seguramente se les hundiría su visión del mundo. Cuando Ud. Diga algo que no les guste y le acusen de reaccionario, y de estar al servicio del imperialismo americano, piense que no pueden hacer otra cosa, no quieren saber lo que sucedió, ni lo que sucede en sus "países amigos". El terrorismo intelectual es simplemente el signo evidente de una carencia de argumentos racionales para defender unas posiciones políticas.
En la época de la guerra fría, cuando el Imperio Soviético parecía de verdad, el terrorismo intelectual era moneda corriente, y muchas personas se plegaban a él. Llegaba a tales extremos que la mera insinuación de que Karl Marx acaso no nació de madre virgen, te acarreaba las más graves acusaciones de servidor del mal. Hoy los que quedan, sólo defienden residuos políticos, y saben que sus días de gloria pasaron, su terrorismo intelectual se reduce a lo que ha sido siempre este "arma ideológica" calumnia y falso testimonio. Hoy las gentes de la izquierda, en su inmensa mayoría, ya no creen en el "Ideal Comunista", lo mataron los mismos comunistas al ponerlo en práctica. Es que la terca realidad, como decía Lenin, acaba liquidando los mitos, sobretodo cuando estos son mortíferos.
El terrorismo intelectual sigue por ahí, pero hoy con una carcajada se le puede anular.
La hipótesis entronizada
Hacer una teoría de una sociedad no es excesivamente difícil, lo que no es fácil es que corresponda a la realidad durante un tiempo algo largo, eso en el caso que la teoría sea un mediano reflejo de la sociedad estudiada; de no serlo se trataría de una mera hipótesis, con una importancia mínima.
Una hipótesis es una suposición que trata de dar cuenta de una estructura o de un fenómeno. Si la hipótesis coincide, en un cierto grado, con lo que está ahí, se transforma en teoría; que será más o menos fiable según el grado de adecuación con la realidad. No existen teorías perfectas, lo complejo del mundo lo impide. Son instrumentos, provisionales ya que el conocimiento sigue aumentando, para orientarse en lo que nos rodea.
En el caso de una sociedad la dificultad crece, pues sus constituyentes son seres con un cierto grado de libre albedrío, que por pequeño que sea puede hacer que la estructura social o económica, fruto de esos seres, se altere y cambie, más o menos rápidamente, pero de una manera imprevisible, eso es lo que hace que una teoría de la sociedad sea de difícil elaboración, salvo si se posee una buena dosis de presciencia. Karl Marx creyó que había encontrado una teoría científica de la sociedad, con leyes universales, como en la física de Newton. Sus seguidores, la mayoría poco dotados, la completaron, como teoría.
Esta teoría era en realidad una hipótesis, que parecía marchar bien al principio, cuando sólo se elucubraba con ella; pero cuando llegaron los trabajos prácticos, la experiencia, comenzó a fallar y los creyentes echaron la culpa de la inadecuación de su teoría con la realidad, al mal funcionamiento de la realidad. Y así la hipótesis se transformó en dogma, en verdad revelada: "Marx es Dios y Lenin su profeta", recitaban, in pectore los seguidores de la doctrina. Que en buenos revolucionarios profesionales en vez de modificar su teoría, prefirieron intentar cambiar la sociedad, adecuándola a la ideal del dogma.
Muchos de los actuales adeptos de la doctrina dicen que cuando se la critica, se la está "diabolizando", dando a entender que la crítica es malévola, y se intenta desprestigiarla. Lo cierto es muchos críticos del dogma marxista, a la vista de los resultados obtenidos por su aplicación en todos los sitios, dicen que es una doctrina "maligna", que en sus orígenes ya encierra algo malo, pues se produce el mal en su aplicación. Yo creo que es algo peor. No es que la doctrina sea intrínsecamente mala, que puede serlo, es que es falsa, es un saber erróneo, sin más. Una doctrina equivocada aplicada con tozudez produce monstruosidades. Si "los sueños de la razón producen monstruos", no digamos lo que pueden hacer los delirios de la misma… A la teoría de Ptolomeo no la "diabolizó" nadie, dejó de tener seguidores por ser falsa.
Los tardoestalinianos no pueden comprender que su "filosofía" no funciona y que nunca funcionó. Reconocerlo les obligaría a cambiar su imagen del mundo, y eso es difícil pues exige tener unas neuronas bien entrenadas y cierta capacidad de crítica, capacidad que el consumo inmoderado de un dogma atenúa fuertemente. Tienen que defenderla por todos los medios, el terrorismo intelectual es uno, que es precisamente el arma que sus compañeros de fe, pueden esgrimir contra ellos si intentan salir de la secta. No pueden criticar su fe pues serían expulsados de la fraternidad en la que han vivido y viven.
Una hipótesis falsa declarada teoría verdadera, entronizada a visión del mundo absoluta, encierra a sus seguidores en un cosmos irreal pero coherente. En el caso del tardoestalinismo, este "cosmos" comporta unas reglas de valoración que les sirven de moral. Nosotros tenemos la Verdad. Los que la critican son unos vendidos. Curiosamente no se atreven a defender al padre fundador Marx y menos aún a su genitor moral: Stalin. Son un grupo cerrado sobre si mismo, enquistado y huérfano, que espera tiempos mejores, que vendrán , pues así lo dicen las Leyes de la Doctrina. Escotomizados por la Teoría, hoy sólo ven el mal, que son todos los otros puntos de vista. No pueden ver el bien, pues para ellos casi no existen, ya sólo les quedan unos restos poco presentables de estados "socialistas".
Una doctrina falsa acaba con sus seguidores, en el caso de los "tardo", basta con ver su descomposición ideológica. No saben a donde ir, es que sus brújulas eran sus Jefes, y los de hoy son eso que ven ustedes por ahí.
Ilusión delirante
Cuando la "doctrina" en la que se funda la ilusión fracasa por su propia acción, es decir cuando se aplica, a los ilusionados sólo les queda el delirar. Es la ilusión misma la que conduce al estado de delirio. La doctrina proporciona una visión definitiva del mundo, si esta se rechaza hay que crearse otra nueva, lo que no es fácil, sobre todo si la visión del mundo se compró hecha. Pero no sólo existen hoy los ilusionados tardoestalinianos, con sus técnicas del terrorismo intelectual, hay otras ideologías que comportan actividades que recuerdan las de los estalinianos en sus mejores momentos, pero menos universalistas. Esta semejanza lleva consigo una simpatía, de la de los "tardo", por los nacionalismos radicales y a veces el paso del estalinismo al nacionalismo.
La necesidad de poseer una ideología parece ser hoy algo ineludible. No se puede sobrevivir psíquicamente en un mundo sin sentido. Hoy por hoy lo que se va sabiendo del mundo parece indicar que hay una conciencia general de ausencia de sentido. Analizando en frío lo que hacen la mayor parte de nuestros conciudadanos, nos conduce a suponer que atisban que la vida no tiene sentido, y para llenar este vacío recurren a sucedáneos de fácil asimilación, por ejemplo: ser forofo de un equipo de fútbol, ser ultranacionalista, pertenecer a una secta religiosa, a una banda de barrio o cosas por el estilo. Si el sucedáneo se usa con moderación se vive sin hacer daño, si se abusa de él, se suele llegar al homicidio, como forma de expresión social, y a la automarginación como estructura, al encerrarse en su "mundo"; se transforman en un "colectivo autista", en el que la ilusión es necesariamente delirante. Los ultras futboleros, del mundo entero, han llegado al asesinato con facilidad; pero es un fenómeno menor que puede reducirse sin dificultad. Aunque se corre el riesgo de que se transformen en "movimiento" político violento, fascistizante. Otra dimensión tienen los nacionalismos. Bosnia, Kosovo, Irlanda, Los Tamiles, ETA, etc.
Creer que ser de un sitio es más importante que ser algo, es una de las raíces del nacionalismo. Indudablemente nacer (siempre se nace en un lugar) es mucho más fácil que hacerse abogado o fontanero. Ser de un sitio no basta para ser nacionalista, hay que querer controlarlo. Cada sitio, y a los que en él habitan, tienen o se les puede atribuir una "cultura" y una historia reales o imaginadas, y así hacerlo más especifico y diferenciarse más aun de los "otros". El nacionalista busca una congruencia entre cultura y gobierno. Y persigue una homogeneidad de su "nación", la misma religión, caso de Bosnia, Kosovo e Irlanda, o lengua común y genealogía, caso de ETA. Los nacionalistas tratan de homogeneizar su población rompiendo la homogeneidad existente y dan, con ello, la impresión de defender la heterogeneidad de los pueblos. El nacionalismo radical, el único del que se habla, busca la pureza "étnica", que es coherente con su doctrina, pero que implica expulsiones, destierros, matanzas, guerras civiles y exilios.
Una de las diferencias entre ideologías políticas y nacionalistas, es que el proselitismo es mucho más fácil en el caso de estas últimas. Se es "paisano" y esta identidad es el buen inicio para la militancia. Y un punto común es el intentar fundar un estado ideológicamente puro y por ello represivo. Esto es lo que hacen simpáticos los nacionalismos a los ojos de los militantes de otros movimientos totalitarios; de los que puede esperar apoyos logísticos.
Los núcleos o movimientos nacionalismos radicales suelen ser de dimensiones reducidas, y como cuentan, siempre, con el apoyo de una parte de la población, que va desde un sector reducido duro, que se extiende como en capas sucesivas hasta englobar a una parte importante de los "nacionales". Del núcleo a la periferia la fidelidad al ideal decrece, pero el conjunto ofrece un campo de acción y reclutamiento importante, es como un colchón que amortigua los golpes que puede recibir el movimiento nacionalista. A veces tiene un partido legal que juega el juego democrático y que les sirve de agente propagandista y de relación con los "otros", pero que las oscilaciones de su influencia electoral no tienen mucho peso en el hacer del movimiento, que por definición no va por la vía electoral. Los grupos nacionalistas radicales pueden subsistir con igual virulencia y eficacia con el apoyo del 49 % de la población, que con el 0,5 %. En eso reside su superioridad sobre los partidos políticos radicales.
Paralelamente al declinar de los países del socialismo real, se produce el debilitamiento de los partidos comunistas en el mundo entero. Doctrinalmente pasan de tener como agente de la historia al proletariado a que sean los "pueblos"; el proletariado no "respondía" electoralmente, parecía que se había pasado a la burguesía. Ahora eran los pueblos los que harían la historia. Los pueblos eran, por definición, aquellos que luchaban contra el Imperialismo Americano (del norte, claro). Este cambio de actor conducirá a bastantes militantes comunistas a enrolarse en los movimientos nacionalistas radicales, lo que confiere a estos un tono revolucionario. Cambio de agente histórico que obliga a abandonar la noción de clase, que es sustituida por la de pueblo. Así la descomposición del bloque soviético conduce al desguace de la doctrina llamada marxista-leninista.
Hoy el nacionalismo radical ofrece un modo de dar sentido al vivir y una seguridad, la de vivir en comunión con otros. Ofrece un mundo mucho mejor, para los que son de "aquí". Señala limites entre los buenos y los forasteros, confirmando nuestra identidad. El nacionalista sabe que es, de donde viene y a donde va. El paralelo con la ilusión marxista es esclarecedor y nos muestra donde reside el quid de estas doctrinas. Hacer del militante un ser a parte y superior.
El presente resulta que es nuevo
Uno de los argumentos que esgrimen los tardoestalinianos para defender la perennidad de su doctrina, que por lo general ignoran, es que hay pobres, oprimidos y marginados y hay que defenderlos. El argumento implica que su doctrina es la única que sirve para eso, y que declarar que el marxismo-leninismo ha dejado de ser efectivo, es igual que afirmar que hoy ya no hay explotados. Con esto se ve que siguen confundiendo mapa con territorio.
Cuando se les dice a los "tardo" que no conocen los fundamentos de su doctrina, no se hace otra cosa que indicarles que Marx había declarado que no existen doctrinas perennes, que toda filosofía social esta producida en una época, a la que refleja y cuando esa etapa histórica pasa, la doctrina, la teoría deja de ser operativa. Desde finales del siglo XIX han pasado muchas cosas y el mundo ha cambiado. La doctrina no.
El mundo ha cambiado, fundamentalmente en el primer mundo, pero allí donde parece que las cosas no se han movido, el tercer mundo, lo que sí ha cambiado son las relaciones ínter mundos, y con ellas las formas de dominación, y los resultados de la dominación también. En todos los ámbitos sigue habiendo dominados, y bastantes parecen contentos de ello. Parece como si la "servidumbre voluntaria" fuese un tipo de relación humana tan generalizado hoy como en el tiempo de Etienne de la Boétie. La evolución de las sociedades ha hecho que las condiciones de los oprimidos, a lo menos en el primer mundo, sean más soportables. Cambios logrados en buena parte por las luchas de los oprimidos mismos.
Hoy la defensa de la libertad lograda y la búsqueda de más libertad, exige conocer el mundo donde se vive, cosa no muy fácil, dada la velocidad a la que evoluciona la sociedad. Así a la complejidad estructural se suman sus alteraciones casi constantes.
La doctrina de los "tardoestalinianos" daba cuenta, en su origen, de una sociedad que ya no existe. La historia la ha borrado. Si a esto añadimos que los doctrinarios actuales simplificaron y distorsionaron la doctrina original, nos encontramos con unos humanos que tratan de interpretar lo que acontece en la calle a partir de una visión del mundo que no es ni una caricatura de una visión del mundo. Algunos de estos "ilusionados" lucharon por la libertad y en unos pocos casos gozan de un relativo prestigio. Políticamente existen como un grupo en vías de extinción, con un nombre que aún suena y son por ello un obstáculo para intentar luchar, eficazmente, contra las formas actuales de la opresión. Se limitan a criticar el sistema, y aquí esta el fallo. La pregunta de siempre a los que critican es: en nombre de que critican. Los motivos morales son correctos, pero critican, de hecho, en nombre de una sociedad, su ideal, que ha resultado mucho peor para los oprimidos, que la burguesa criticada. Y esto es, como dicen ellos, "objetivamente" un formidable obstáculo para la toma de conciencia de los oprimidos de hoy.
Afirmar que Cuba o China son sistemas democráticos, es cosa que se comprende en los "capitalistas" que tratan de comerciar y hacer su dinerito con la explotación de una mano de obra cautiva, es decir sin libertades sindicales mínimas. Pero esos juicios suenan mal cuando son emitidos por personas que pretenden luchar por la libertad de los humanos, sin distinción de nacionalidades. Al hacerlo trasmiten la idea que encerrar en los campos de concentración o en las cárceles a aquellos que piensan de modo diferente que los jefes, es correcto si se hace en nombre de los oprimidos (a los que precisamente se esta oprimiendo en nombre de un futuro que no puede realizarse, por ilusorio).
Para comprender que se defienda una doctrina nefasta, socialmente hablando, hay que reconocer que para ellos, los tardoestalinianos, su visión del mundo, su doctrina, es su filosofía básica, la que estructura toda su vida intelectual y moral, algo así como las "doctrinas" de los extremistas religiosos. Si abandonasen su ilusión se quedarían vacíos intelectual y moralmente. El uso inmoderado de la "doctrina" conduce a ese bloqueo mental.
La ilusión la mataron los que la pusieron en práctica, pues como bien decía Marx: "En la práctica es donde el hombre debe demostrar la verdad, es decir, la realidad y la potencia, el carácter terrenal de su pensamiento." Es decir que hoy defienden algo falso, irreal, impotente y etéreo. Son un obstáculo real en la lucha por la libertad de los humanos.
Número 10
Especial Once de Septiembre
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