Los niños de la paz
La mayoría de los españoles ha penalizado al PP por su apoyo a la guerra contra el régimen de Sadam. No sabemos qué inclinó más el voto, si la idea de que el atentado fue un castigo por apoyar a EEUU en Irak, o la de que el gobierno manipuló los datos sobre la autoría, acusación urdida sin contemplaciones, y aprovechando la torpeza del PP, por el conglomerado político-mediático que llamamos, para abreviar, izquierda. Lo que sí sabemos es que la mayoría votó en el sentido que más puede beneficiar a quienes utilizan el terror para imponer su voluntad. Como esto suena duro, hay que explicarlo.
Si confrontada con atentados que se presentan como represalia por la participación en ciertas acciones, la mayoría de los habitantes de un país retira su apoyo al gobierno que las ha abanderado, y lo ofrece a quienes se han distinguido por su oposición a ellas, el «mensaje» que les llega a los terroristas es claro: sus golpes pueden tener éxito. Pueden amedrentar a la población, conseguir que crea que estará segura si su país no les provoca: si no se busca líos, versión más presentable, para la propia conciencia, que el «sálvese quien pueda» que es en rigor. Y esa población pondrá en el gobierno a quienes menos «crispen» (molesten) a los de las bombas.
Desde luego, quienes tramaron la masacre de Madrid supieron golpear en el momento y del modo que más podía causar ese efecto. Sean quienes sean los ejecutores, los que los dirigen, y alguien los dirige, no son tontos. En España han dado un golpe maestro. El gobierno español que más firme y eficazmente ha luchado contra el terrorismo, ha sido castigado por los votantes. La posición de España en el frente antiterrorista internacional se rodea de incógnitas. Y, al mismo tiempo, aparece la incertidumbre sobre el futuro de la nación, al haber ganado un PSOE hipotecado con los nacionalistas, cuyas demandas de secesión más o menos maquillada van a encontrar un acomodo que era impensable con el PP.
España lleva más de treinta años soportando el acoso del terror. Debíamos, en teoría, estar mejor pertrechados ideológica y emocionalmente ante él. No es así. El discurso anti-terrorista que ha impregnado a la sociedad española se ha demostrado simple y endeble, incapaz de superar un desafío como la masacre del 11-M. Muchos aún ven el terrorismo como una locura sin sentido, y están ciegos a los objetivos que persigue y al chantaje que representa. Otros lo atribuyen a agravios más o menos justificados, y creen que resolviéndolos y con buen talante, mejorarían las cosas. O prefieren tragarse esos placebos antes que afrontar una realidad muy dura.
Suele decirse que la sociedad vasca está enferma, porque gran parte de ella ha aceptado hasta cierto punto, y con todas las excusas que se ha ido inventado, el chantaje del terror. Pues bien, la mayoría del resto de españoles no son distintos de la mayoría de los vascos. Ni de los catalanes que han votado a ERC, encantados de que Carod les haya contratado un «seguro de vida». En España, mal que nos pese, son hoy más los que creen que el modo de combatir el terrorismo es andar por la vida con la ramita de olivo y dos canciones de los Beatles: «All we need is love» y «Give peace a chance». Han ganado los niños de la paz, criados en una Jauja que suponen indestructible, con unas ideas de parvulario sobre la realidad del mundo. Que Dios nos coja confesados.Número 19-20
Ideas en Libertad Digital
- Con el Gobierno y contra el terrorismoEDITORIAL
- Entre la vergüenza, la indignación y el asombroAlberto Recarte
- Partido Socialista del Odio EspañolFederico Jiménez Losantos
- No soy optimistaPío Moa
- La calle GénovaJuan Gillard López
- Desde la trincheraJosé María Marco
- Los niños de la pazCristina Losada
- ¿Qué van a hacer ahora?Daniel Rodríguez Herrera
- La capitulación de EspañaAlberto Acereda
- Zapatero es CarodLucrecio
- El sueño de la pazGEES (Grupo de Estudios Estratégicos)
Varia
- Política exterior ¿de España?Alberto Recarte
- La crisis del Real MadridFederico Jiménez Losantos
- La libertad económica y sus enemigos: Falacias y paradojasCarlos Alberto Montaner
- Frederic Bastiat, vida y obra de un economistaFrancisco Cabrillo
- El pensamiento del exilio. La pensadora exiliadaAgapito Maestre
- Virtud cívica, coacción y subproductoFernando R. Genovés
- Por un verdadero César Vallejo: entre la poesía solidaria y la ceguera marxistaAlberto Acereda
- Frankenstein en Brasilia. Razón, ciencia y complejidad socialJuan Carlos Girauta
- Thomas Sowell y la teoría de las visionesDaniel Rodríguez Herrera
- El largo brazo de CastroCésar Leante
- Notas para una pequeña historia: de la LOGSE a la LOCE (1990-2002)Felipe-José de Vicente Algueró
Retrato: Ronald Reagan (1911-2004)
Reseñas
- España frente al IslamPío Moa
- Intrahistoria del PPJavier Guillamón
- Lo que piensa la derecha que piensaFederico Jiménez Losantos
- Teoría donde no la hayJosé García Domínguez
- La monarquía reivindicadaJuan Ramón Rallo
- Reencuentro con un economista brillanteJosé García Domínguez
- Días de infamiaGuillermo Dupuy López
- «Adiós, España»Pío Moa
Sra. Losada:
La mayoría de los españoles penalizó hace casi un año al régimen del PP porque estaba harta de aguantar mentiras, desfachatez y prepotencia durante años, igual que en 1996 había penalizado al PSOE porque estaba harta de mentiras, desfachatez y prepotencia durante años. La masacre podía haber tenido el efecto electoral contrario si el PP hubiera sabido encauzar la información hacia la verdad tal como la conocía, y la conocía. Por ejemplo, la violencia de ETA no hace más que reforzar el "patriotismo" español y minar electoralmente al independentismo vasco. La violencia islamista, presentada así, podría haber reforzado perfectamente el "patriotismo" encarnado en el PP. Eso hace dudar que la masacre estuviera diseñada en la dirección que usted indica, sobre todo teniendo en cuenta que no hay ningún vínculo probado entre los autores y los intereses islamistas en Irak.
No ganaron los "niños de la paz", no: perdieron ustedes, y por su culpa.?