No a Europa. Diatriba filosófico-político popular
Este artículo se publicó en la revista digital El Catoblepas en diciembre de 2004
Ante el referéndum previsto en España para el 20 de febrero de 2005
Dedicado a los buenos españoles
El 20 de febrero de 2005 tendrá lugar en España un referéndum sobre el tratado de la Unión Europea, mal llamado “Constitución Europea”. Este referéndum es el primero que se celebrará en el territorio de la UE. Tenemos que ser los más progres, los más europeístas por imperativo del PSOE y de PRISA. ZP, como es el más progre de los presidentes de Gobierno europeos, tiene que ser lógicamente el más tonto, valga la redundancia.
Este referéndum resulta que está intencionalmente preparado tal y como los que convocaba Franco, se trata de referendos convocados para ganarlos. Está previsto que el vulgo vote que sí, aunque también está previsto que haya una gran abstención. Con un poco de buen sentido, podríamos votar que no y contribuir a que los intereses de España se impongan sobre los intereses de Francia y Alemania, las dos grandes potencias rectoras de la UE a las que ZP rinde servil pleitesía. Nada sería más positivo que una derrota de la UE.
En otros países de la UE hay un debate público en torno al tratado. Las consecuencias que se derivan de tal tratado son muy importantes, son muy graves, merecen una profunda meditación. En España, sin embargo, hay un silencio absoluto al respecto. No hay un debate público. Hay una gran pasividad ciudadana mezclada con indiferencia. En fin, consolémonos con el programa de TV denominado Gran Hermano. Aquí ocurre que la telebasura desvelada/fabricada[1] del Gran Hermano anunciará la basura política fabricada de la Constitución Europea. Ignoro si esa telebasura inclinará a los telespectadores a votar que sí. De todos modos, encuentro que hay una perfecta adecuación natural entre las dos basuras. Eso me parece bien. La basura, que se junte con la basura. La telebasura europea constitucional va a ser expuesta por la telebasura nacional.
Además, desgraciadamente, hay un consenso fatal entre las dos fuerzas políticas fundamentales del Régimen de 1978, de este Régimen que desnacionaliza España y que está resultando ser suicida. El PP ha reconocido que la Constitución Europea es mala para España y sus intereses nacionales, pero inexplicablemente recomienda votar que sí. Así, el PP comete la estupidez política de colaborar a que España desaparezca anegada por la UE, esto es, sometida férreamente a Francia y a Alemania. El PP está tan lleno de complejos político-ideológicos que siempre busca que lo evalúen los progres y que le den el aprobado y que le perdonen su pecado de no ser progresista de verdad. Hay que ser europeísta para ser demócrata, progresista y políticamente correcto. Esto nos lo repiten incansablemente los progres desde hace ya muchas décadas, y ya es hora de decir basta a estos embelecos.
Esto de que Europa es algo noble y sublime es una sencilla estupidez política. Se puede ser antieuropeísta y no ser antidemócrata. Son dos conceptos diferentes que son independientes entre sí. Por lo demás, de Alemania y de Francia nada bueno nos puede venir a nosotros, los españoles. Es una falsedad afirmar la identidad de intereses de los Estados miembros de la Unión Europea. Eso es un mito confusionario, que no nos aporta nada positivo. Gustavo Bueno llegó a decir en una ocasión que si España perdía su derecho al veto conseguido en Niza en el 2000 gracias a Aznar, entonces, literalmente desaparecía. El propio Aznar, en el mes de julio de 2004, llegó a afirmar que la Constitución Europea era perjudicial para España y que los españoles deberíamos pensárnoslo antes de votar que sí.
Pues bien, la llamada Constitución Europea consiste, entre otras cosas, en reducir el peso de España en la UE gracias a la estupidez progresista de ZP, que se ha plegado servilmente a los intereses de Alemania y Francia. Así pues, los principales partidos del Estado de partidos de 1978 nos proponen liquidar España asumiendo que España es el problema y Europa la solución, cuando, desde una perspectiva materialista, católica, atea, apostólica, romana, liberal, conservadora y de orden, Europa es más bien el problema y España es la solución. La UE es la Antiespaña. Habrá alguno que afirme que no es para tanto, que el Tratado de la Unión garantiza la intangibilidad territorial de los Estados nacionales en el seno de la UE y que eso disgusta a los separatistas. Es que quieren anexionar a España íntegramente, sin perder parte alguna, sin residuos vascos o catalanes.
Algunos separatistas piensan que la UE, más que un obstáculo para lograr sus inicuos fines políticos, más bien resultará un estímulo y algo notablemente favorable para la secesión. Cuanta más Europa menos España, y más favorecido se verá entonces su regionalismo secesionista. Desde esta perspectiva, España seguirá disgregándose con las autonomías independentistas que comprende, y ello estando situada España en el interior de la UE y sin alterar las fronteras externas y sin crear ningún nuevo Estado reconocido internacionalmente, pero realmente fraccionada gracias al Gobierno del PSOE, el Gobierno del Frente Popular: Gobierno de progresistas más separatistas. El problema es que, una vez que tal Constitución Europea salga adelante, le será muy difícil rectificar a un Gobierno no progresista español del futuro. Nos habremos metido en una jaula de hierro de la que ya no podremos salir.
Creo que el renacimiento nacional español pasaría en política exterior por la salida de España de la UE, la firme alianza con los EE.UU. e Israel y la configuración de una Unión Hispanoamericana de Naciones o una Unión Iberoamericana más ambiciosa. En el interior sería menester suprimir las autonomías y configurar España como una República presidencialista y centralizada. La descentralización ya nos ha mostrado de forma suficientemente clara las consecuencias de tales irresponsabilidades políticas. La eutaxia política se impone frente al caos progresista a la hora de elegir la política pública adecuada. Ya hemos probado suficientemente de tales licores espirituosos. Por eso creo que hay que votar que no en el referéndum.
El materialismo filosófico entendido como materialismo político es incompatible con la Unión Europea, y por consiguiente con su Tratado, que va a ser sometido a referéndum. Es el materialismo filosófico como filosofía pensada y escrita enteramente en español incompatible con todo europeísmo y con todo progresismo. Lógicamente, un materialista hispánico, conservador, liberal y de orden, debería votar que no. Ahora, con este no nos situamos al margen del régimen de 1978. El patriotismo exige el no. Lo más importante no es la UE, tampoco la Constitución de 1978, tampoco el PP, sino España. España es anterior históricamente a tales instituciones. Desde la perspectiva del materialismo filosófico de Gustavo Bueno hay que votar que no. Creo por eso que es bueno que El Catoblepas se implique activamente en todo este tema tan importante para el futuro de España, y por tanto para el futuro de El Catoblepas.
Ciertamente, algunos malandrines progresistas van a votar que no. Algunos separatistas van a votar que no. Eso está bien. El no beneficiará a España y obligará a realizar un giro en la política exterior española. La UE no va a desaparecer porque se rechace el tratado de la Unión. Un triunfo del sí sería un triunfo de la insensatez política, del suicidio político de España, del progresismo, de la Europa divina pacifista, alemana y francesa, del síndrome pacifista fundamentalista, aunque mejor sería llamarlo, a mi juicio, “síndrome progresista fundamentalista”. El triunfo del no será una derrota para ZP, y para el PP si decide seguir apoyando el sí. Hay que dar un golpe mortal al europeísmo. Ya basta de tanta monserga progresista que nos pretende vender lo maravillosa que es Europa para España, para que España desaparezca en Europa, en una síntesis superior al servicio de las grandes potencias europeas. ¿Queremos una Europa anglohablante, protestante y musulmana y progresista? No, si somos consecuentes con el materialismo político hispánico. Votemos, pues, no si somos buenos españoles.
Bismarck dijo una vez que Europa no era más que un concepto geográfico, y decía bien. Puede ser que haya sido la mejor frase que haya pronunciado un político alemán. Ya durante la Primera Guerra Mundial se elaboraron planes para consolidar la posición de Alemania en Europa mediante una serie de anexiones territoriales en Europa. Estas anexiones territoriales compensarían a Alemania de la pérdida de su imperio colonial en África. Después de 1918 estas ideas se consolidaron y apareció la idea de Europa ligada a los proyectos imperialistas alemanes. Europa significaba el proyecto imperialista alemán. El nazismo asumió la idea de Europa dentro de su programa político[2]. El proyecto europeo nazi dejó paso a partir de 1945 a un proyecto europeo alemán democrático al que se sumó Francia, al igual que la Francia de Vichy del general Petain lo hizo ya en 1940. Impotentes ambos Estados en Europa por separado para llevar a cabo sus planes imperialistas después de los resultados de la Segunda Guerra Mundial, decidieron entonces aunar sus fuerzas para satisfacer sus intereses nacionales a través de una asociación multinacional llamada inicialmente Mercado Común Europeo. ZP es un legítimo representante de los intereses franceses y alemanes en España. Conviene desenmascararlo ante la opinión pública.
Por lo demás, hay que añadir a esto que España, dentro de dos años, en el 2007 dejará de recibir fondos europeos y pasará a ser un contribuyente neto. Por cierto, que estos fondos nunca se han recibido gratuitamente, a fondo perdido o por altruismo europeo. Se han entregado a cambio de serias contraprestaciones, de serias concesiones económicas a nuestros competidores y adversarios europeos. Esto conviene recordarlo. Por esta razón es necesario entender que, si España no recibe más fondos de la UE a partir de la citada fecha, entonces ya no vale la pena seguir integrados en esa biocenosis, en la que seremos perdedores necesariamente, ante la desproporción de fuerzas y de intereses. La UE, sencillamente, ya no nos interesa. En el fondo el egoísmo sagrado, el egoísmo nacional es el que debe presidir las actuaciones de los políticos españoles, y ello sin ningún recato.
No necesitamos la unidad política de Europa bajo la égida del Eje Franco-alemán. Necesitamos la unión económica, que ya existe, precisamente. Necesitamos un mercado unificado, único, que ya existe desde hace años. Necesitamos un mercado libre. No necesitamos obedecer las órdenes emanadas de la UE, esto es, de Francia y Alemania. No necesitamos sacrificar la soberanía nacional en aras de un proyecto quimérico y antiespañol.
Por lo tanto, entiendo que el interés nacional nos obliga a votar no en el referéndum sobre el Tratado de la Unión Europea de 20 de febrero de 2005. No me hago ilusiones acerca de la inmediata disolución de la UE en el año 2005. Tampoco me hago ilusiones acerca de la disolución del Régimen de 1978 y su sustitución por un régimen republicano y centralista en España, pero tal vez sea el 20 de febrero el comienzo de un largo camino hacia la regeneración de España, si triunfa el no en el referéndum. Por lo menos, aun en el caso de victoria del sí, habremos demostrado que somos patriotas y personas cabales al haber votado no.
[1] Porque para mí Gran Hermano es basura revelada: revela la basura real de la convivencia de unos cuantos sujetos que no tienen otra cosa mejor que hacer que estar encerrados como chimpancés en una casa, y es asimismo basura fabricada porque tal asunto ha sido fabricado por la TV, que ha organizado tan maravillosa convivencia, digna de ser contemplada. A esta basura doble se le añade la basura política de la UE que encaja perfectamente en la telebasura de Gran Hermano.
[2] “La fortaleza de nuestro Estado no deberá fundamentarse en colonias, sino en el territorio patrio de Europa. No deberá considerarse asegurado el Reich hasta que cada vástago de nuestro pueblo tenga su propio suelo. No hay que olvidar nunca que el derecho más sagrado de este mundo es el derecho a la tierra que se quiere trabajar por sí mismo y el más sagrado sacrificio, la sangre que se vierte por dicha tierra” (Hitler, Mi lucha, Edición 77, agosto de 1933, pág. 754).
Número 21-22
Constitución Europea: Argumentos para el “No”
- No, No, No, No y NoFederico Jiménez Losantos
- Votar ‘no’ a la Constitución EuropeaAlberto Recarte
- Los Estados Desunidos de EuropaCarlos Semprún Maura
- El recurso de ‘Gran Hermano’Alberto Míguez
- Un europeísta y rotundo ‘no’Guillermo Dupuy López
- Razones para votar ‘no’ a la Constitución europeaMiguel Ángel Quintanilla Navarro
- ¿Constitución o plebiscito?GEES (Grupo de Estudios Estratégicos)
- Catas críticas al Tratado ConstitucionalRed Liberal
- Diferencias constitucionales: EEUU y UEPatrick Basham y Marian L. Tupy
- No a Europa. Diatriba filosófico-político popularFelipe Giménez Pérez
- Raíz cristiana, árbol de libertadJose María Álvarez Cuartas
Varia
- La formación de precios en el mercado inmobiliario españolAlberto Recarte
- Retórica antiliberal: dos casosCarlos Rodríguez Braun
- Abundancia sin límitesJosé Carlos Rodríguez
- La soledad del antiguo izquierdistaCristina Losada
- El liberalismo contra el derecho al aborto: una argumentación liberal pro-vidaAlbert Esplugas Boter
- Filosofía política y teoría monetaria en el siglo XVII: El principio de soberanía y la teoría de la inflación del Padre MarianaRogelio Fernández Delgado
- Dos nociones históricas de la libertadFrancisco Carpintero Benítez
Ideas en Libertad Digital
- Un nuevo comienzoAlberto Recarte
- Un Gobierno de Extrema IzquierdaFederico Jiménez Losantos
- Se ha ganado la mitad de la batallaMilton Friedman
- Mitos de fango: Che Guevara y PasionariaPío Moa
- Cuba: lecciones de una excarcelación anunciadaCarlos Alberto Montaner
- Todos son ‘presos’ en CubaCarlos Vidal Prado
- Gravedad de lo realLucrecio
- El fraude del sigloCarlos Ball
- Privilegiada ONUCarlos Rodríguez Braun
- Preguntas para una alianzaSerafín Fanjul
- Las vedettesCristina Losada
- Lo peor de un Gobierno inaceptableJuan Carlos Girauta
- Cómo abortar la civilizaciónJosé García Domínguez
- Analfabetismo digitalDaniel Rodríguez Herrera
- El terrorista que no quiso ser políticoAntonio José Chinchetru
Retrato: José María Aznar
Reseñas
- Ochenta horas con Federico Jiménez LosantosJavier Somalo
- Un Semprún prodigiosoCristina Losada
- El expolio de la RepúblicaPedro Fernández Barbadillo
- Occidente contra OccidenteGorka Echevarría
- La negación moderna de la naturaleza humanaAntonio Gimeno Bautista
- Adiós a ClausewitzAntonio Nogueira Centenera
Muy buen artículo. Lástima que no se incluyan en él los detalles iconográficos que relacionan a Europa y a don Adolfo Hitler. Lo verdaderamente importante es que pocos se interesaron por votar y se abstuvieron en el referendum de marras, entre ellos yo. A mí me parece que eso sí que hacía daño a ZP y no un no que defendían también, por motivos distintos, los nacionalistas amigos del PSOE. En fin, un atento saludo.?