Entre la ignorancia y la mentira
¿Aún no lo saben? Unos cuantos multimillonarios (pocos: se cuentan con los dedos de una mano) necesitan esclavizar al resto de la humanidad para continuar engordando sus boyantes cuentas de resultados. No tienen escrúpulos. Para alcanzar sus objetivos, siempre oscuros, son capaces de todo: se han permitido alentar grupos terroristas como Al Qaeda, crisis como la desatada a cuenta de las caricaturas de Mahoma, maniobrar en los atentados del 11-S y el 11-M y difundir ideas y políticas sobre la falsa premisa de que la globalización y liberalización de las economías traen prosperidad al mundo. ¡Qué barbaridad! Es más, han logrado desacreditar ante la opinión pública el mejor de los sistemas aplicados hasta el momento: el socialismo.
Para hacer realidad sus planes, estos magnates se han apoyado en las tesis de un hombre sin escrúpulos, el filósofo Leo Strauss (1899-1973), cuyas obras les han proporcionado la coartada perfecta para instaurar un nuevo orden mundial que se parece mucho al reino de la servidumbre que ya han logrado que acatemos.
Las claves straussianas no se encuentran en los libros de este filósofo alemán que cambió la Alemania nazi por los Estados Unidos, pero sabemos lo que en su día transmitió a unos pocos escogidos, entre los que se contaba Paul Wolfowitz: la humanidad se divide entre el vulgo (destinado a la subordinación e incapacitado para la libertad y la verdad), los gentiles (ambiciosos y vanidosos, creen que gobiernan el mundo) y los sabios (son puros, están en posesión de la verdad y precisan del secreto y la mentira). El capital y el Sistema (sí, con mayúscula) aprovecharon la doctrina de Strauss para alentar una tupida red de sabios que, aglutinados en fundaciones, conforman el verdadero Gobierno en la sombra del mundo mundial.
Éstas son, básicamente, las sesudas e intrépidas tesis reflejadas en esta suerte de actualización de Los protocolos de los sabios de Sión perpetrada por Bruno Cardeñosa. Parece que el autor ha hecho unas cuantas búsquedas en Google sobre algunos destacados intelectuales y políticos y se ha encontrado con que, pásmense, ¡establecen relaciones entre ellos debido a su afinidad ideológica, publican sus tesis e intentan ponerlas en práctica! ¡Habemus conjura! Si a ello le añadimos una mentalidad conspirativa y unas cuantas lecturas en Red Voltaire y Rebelión, delirantes páginas web antisistema, el resultado es explosivo, esta bomba: El Gobierno invisible (Think tank, los hilos que manejan el mundo).
La capacidad de imaginación de Cardeñosa se revela inversamente proporcional a sus conocimientos políticos. Así, en lo que él denomina el inicio de los think tanks modernos sitúa al presidente Lyndon B. Johnson, quien, por otra parte, y según las últimas investigaciones que conoce el autor, habría estado al frente de la conspiración para asesinar a Kennedy. Johnson, padre de la Gran Sociedad y la Guerra contra la Pobreza, "representaba mejor que Kennedy los ideales conservadores y el poder capitalista"... Asimismo, señala que fue precisamente LBJ quien abanderó un think tank secretísimo, con base en un búnker de Iron Mountain (Michigan), que produjo un inquietante documento, el "Informe de Iron Mountain sobre la posibilidad y conveniencia de la paz". Prediciendo la caída de la URSS, el dossier recomendaba la creación de amenazas creíbles ("es ahí donde entra en juego el terrorismo internacional y una organización casi fantasmal como Al Qaeda") para legitimar guerras que sostuvieran el "sistema bélico tan necesario para el Poder". Cardeñosa no descarta que tanto las reuniones de Iron Mountarin como el informe de marras no hayan existido, pero qué mas da: "Lo verdaderamente importante –sentencia– es que Iron Mountain parece una profecía cumplida".
La solvencia y el rigor de Cardeñosa no se agotan ahí. Partiendo de hechos conocidos, se marca un triple salto mortal en el que engarza el contubernio de Johnson con otro que dirigirá ni más ni menos que Condoleezza Rice. Se trata de Los Vulcanos, doce personas escogidas por Condi que desde 1998 habrían preparado a Bush para llegar a la Casa Blanca ("gobernar la Tierra") y así ejecutar sus siniestros planes. Ellos hicieron "todo lo que había que hacer para que Iron Mountain dejara de ser sólo una profecía". Naturalmente, Cardeñosa desvela que suya es la responsabilidad de vincular el 11-S con Irak mediante mentiras, cuando no la de no evitar el macroatentado de Nueva York.
Más allá de las paranoias del autor, conviene recordar que no hay nada misterioso en los denominados vulcanos. Se trata del grupo de expertos que, capitaneados por Rice y Wolfowitz, elaboró el discurso de la acción exterior de Estados Unidos para el programa electoral de Bush. Efectivamente, en él había neocons, y algunos de ellos posteriormente ocuparon puestos de responsabilidad en la Administración Bush. Su denominación viene de la estatua dedicada a Vulcano que se erige en Birmingham, Alabama, la ciudad natal de Rice. ¿Y qué? ¿Dónde está la conspiración?
En El Gobierno invisible también se nos revelan los misteriosos planes de la Comisión Trilateral, financiados por David Rockefeller. Y aquí sale a escena Al Qaeda, creada, Administración Carter mediante, por el ideólogo de la Trilateral, Zbigniew Brzezinski. Lo que no nos dice Cardeñosa, aunque se da por supuesto en el contexto de la obra, es si la financiación a los afganos que combatieron contra la URSS incluía el encargo de echar abajo, tantos años después, las Torres Gemelas. Un pequeño detalle que el autor pasa por alto.
Cardeñosa centra buena parte de su atención en la Rand Corporation, el centro de estudios de defensa al que se aplicó por primera vez la etiqueta de think tank. El autor no entiende que sus miembros hicieran su trabajo y predijeran tiempo antes del 11-S el peligro del terrorismo islamista. ¿Qué quería que investigaran unos tipos dedicados a la seguridad, el tiempo que haría en los años venideros? Tampoco le cuadra que antes de la llegada de la gripe aviar hubieran elaborado informes para medir la capacidad de actuación de los Estados Unidos ante una amenaza de esas características, o que tras la caída del Muro de Berlín propugnaran una reorientación de la OTAN para que se centrara en la amenaza terrorista (él preferiría que desapareciera, lo cual supondría "un impulso a la paz en el mundo, ya que catapultaría el papel de la ONU y otras organizaciones no tan afines a Estados Unidos").
Raya nuestro autor a la misma altura cuando analiza otros think tanks y fundaciones. Sobre la Mont Pelerin Society, "un grupo al estilo de las sociedades secretas", señala que se trata de una "matriz" de otros centros de estudios que propugnan el gobierno limitado. En realidad, su fundador, Friedrich Hayek, hablaba de lo mismo que tantos otros, de "la necesidad de sabios que dirijan en la sombra". En cuanto a la Heritage Foundation y su índice anual sobre la libertad económica en el mundo, Cardeñosa asegura que si España, según los datos de 2004 y 2005, había pasado del puesto 27 al 33 era porque sus muñidores querían favorecer la imagen del Gobierno de José María Aznar...
Más cardeñosadas: el atentado contra Juan Pablo II fue un montaje para inculpar a la Unión Soviética, la publicación de las caricaturas de Mahoma no fue más que una provocación inspirada por Daniel Pipes, el derribo de la estatua de Sadam Husein en Bagdad fue una farsa, el tsunami de 2004 –del que EEUU no alertó a tiempo por extrañas razones– sirvió de excusa para instalar tropas estadounidenses en el sureste asiático y, así, seguir los planes del Project for the New American Century (PNAC)...
El Gobierno invisible tiene oficinas abiertas en España, alerta Cardeñosa: el GEES, por ejemplo, con Rafael Bardají a la cabeza y Florentino Portero en el papel de intoxicador mediático, o medios como Libertad Digital, que hacen las veces de caja de resonancia de las consignas de los sabios, mientras que la FAES de Aznar marca la agenda secreta para dominar América Latina... No se trata de personas e instituciones con afinidades ideológicas y análisis compartidos, sino de miembros de una misma conspiración. Y ustedes sin enterarse.
En fin, para qué seguir, así son los mundos de Bruno. Por cierto, además de en el análisis geoestratégico, Cardeñosa también destaca por sus trabajos en el campo de la ufología (ha escrito joyas como La invasión OVNI: La evidencia que los gobiernos ocultan y 50 años de ovnis: las mejores evidencias). Quién sabe: quizá unos extraterrestres le hayan revelado las claves del Gobierno Invisible.
Bruno Cardeñosa, El Gobierno invisible, Espejo de Tinta, Madrid, 309 páginas.