Ada o el ardor ultraizquierdista
Ganadora del Premio Ciudadano 2013 del Parlamento Europeo1, Ada Colau es una de la estrellas emergentes en la crisis económica española. Encabeza un movimiento ciudadano, la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH), que ejerce presión contra políticos y banqueros a favor de los damnificados por los desahucios inmobiliarios de los últimos tiempos.
Su último libro publicado es un refrito de otro ya aparecido el año pasado, Vidas hipotecadas2, al que se le ha añadido una "Carta al Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy" y un autobombo heroico y complaciente de la presentación de la Iniciativa Legislativa Popular sobre desahucios que propusieron al Parlamento.
Situada en la extrema izquierda política, Ada Colau ha llevado la presión popular y populista hacias instituciones y personalidades, tanto políticas como económicas, a límites éticos y jurídicos que han rozado la violencia y el acoso, aprovechando una reivindicación legítima para entrar de lleno en la desconstrucción del sistema democrático liberal y la economía libre de mercado.
Desde las primeras páginas de ¡Sí se puede! Crónica de una pequeña gran victoria, Ada Colau, junto a su pareja Adrià Alemany, carga contra "la insuficiente democracia española", para a continuación acusar al Partido Popular y al sistema político-legal español de una vulneración de los derechos de los ciudadanos comparable, salvando las distancias –sostiene mientras se adorna en la suerte suprema–, al régimen nazi.
Y es que decir que un sistema democrático es "insuficiente" es una perogrullada, ya que la democracia liberal se basa precisamente en su rechazo de la utopía como concepto y del plebiscito como método. De hecho, en el último Índice de la Democracia elaborado por The Economist3, España aparece en un meritorio vigésimo quinto lugar, dentro de la categoría de democracias plenas, junto a Noruega, Holanda, Suiza o EEUU. Mérito del que no pueden alardear sistemas democráticos con más pedigrí que el nuestro, como Francia, Portugal o Italia. Por no hablar del régimen castrista cubano, el chavista venezolano o el peronista-kirchneriano argentino, donde los actos de repudio espontáneos, ahora conocidos como escraches4, congregan a cientos de acosadores contra aquellos que disienten de las ideas dominantes y patrocinadas desde el Estado.
Pero a Ada Colau no le importan los hechos5, sino que trata de aprovechar el río revuelto de la crisis económica para conseguir una ganancia de demagogos populistas. Si todavía en su anterior libro había recursos aprovechables (por ejemplo, toda la consultoría sobre cómo sobrevivir jurídicamente a un desahucio, o algunas intuiciones sobre el capitalismo de amigotes en que ha consistido el desarrollo de la democracia de mercado desde la transición, esa colusión espuria entre el poder económico y los grandes partidos), este panfleto narcisista que ahora reseñamos no es más que un extracto de la visión extremista que instrumentaliza a los más desfavorecidos en aras de una agenda política oculta. Pobre hipotecado español: si no tuviera suficiente con las cláusulas abusivas del sistema bancario6, ahora tiene que ver cómo le manipulan los sedicentes tribunos de la plebe.
Creada en 2009, la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) emergió de una actividad previa, V de Vivienda, que se hacía eco del cómic anarcoide de Alan Moore V de Vendetta, en la que el guionista británico defendía la acción terrorista contra el poder totalitario e ilegítimo. Uno pensaría que se está refiriendo a totalitarios, pongamos, de Hitler a Stalin, pasando por Fidel Castro o Kim Jong Un. Pero no. De lo que se trata es de luchar contra la democracia constitucional española planteando una enmienda a la totalidad del sistema, porque, defiende Colau, España (bueno, ella habla del "Estado español", siguiendo la negación de la nación española de los grupos separatistas) "sistemáticamente viola los derechos humanos". De lo que se seguiría, citando a José Luis Sampedro, que "hay que respetar las leyes, siempre que las leyes sean respetables". Es decir, que la extrema izquierda cumplirá las leyes siempre y cuando dichas leyes sean de su gusto. De ahí que organizaran una bronca en el Parlamento español cuando se discutía la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que habían presentado y que no fue aprobada por los representantes legítimos del pueblo tal y como como a ellos les hubiera gustado. Bronca que fue comparada por Arcadi Espada con la irrupción de Tejero en cuanto que menosprecio de la soberanía popular7.
Por supuesto, Ada Colau, en su relato tanto del escrache en el Parlamento como a diputados en sus domicilios, ofrece una imagen angelical. Por ejemplo, sostiene que ante el piso de González Pons se comportaron con exquisita urbanidad, llamando al timbre con educación y mesura, mientras que la versión del político popular es que lo llamaron, entre otras lindezas, "asesino". Pero como es constatable por cualquiera que haya presenciado una acción de la PAH (en mi caso, ante la sede principal de Kutxabank en Córdoba, el 13 de junio de este mismo año), los gritos de "asesinos", “ladrones” y similares son la norma común de este tipo de concentraciones, que resultan francamente intimidatorias. Y de cuya agresividad son conscientes sus participantes, en cuanto que la justifican en que es mayor la violencia que ejercen los bancos contra los desahuciados.
La ILP mencionada es el buque insignia del movimiento que lidera la ciudadana Ada Colau; en ella proponían la dación en pago (retroactiva), paralizar los desahucios en curso, convertir las viviendas hipotecadas en alquileres sociales. Lo que son medidas económicas dignas de consideración (el Estado sólo considera retroactivo lo que le interesa, como ha sido el caso de la reforma laboral o la eliminación de la paga extra a los funcionarios, por ejemplo), la misma Colau reconoce que son fundamentalmente un símbolo de la lucha contra "la dictadura de los mercados" y la "falta de legitimidad de los partidos". De lo que se sigue que si vivimos en una dictadura del poder económico, tras la mascarada de un Parlamento marioneta, entonces volvemos a V de Vendetta, en este caso V de Vivienda, y la erosión subliminal y propagandística del actual sistema democrático liberal de economía capitalista, que puede ser mejorado, sin duda, pero no en la dirección escracheadora de la que Colau es tan ferviente defensora.
Ada Colau, ¡Sí, se puede! Crónica de una pequeña gran victoria, Destino, Barcelona, 2013, 96 páginas.
1 Según el europarlamentario Carlos Iturgáiz, el proceso para premiar a la PAH fue manipulado por el PSOE.
2 Ada Colau y Ádria Alemany, Vidas hipotecadas, Angle Editorial 2012.
3 Disponible en https://www.eiu.com/public/topical_report.aspx?campaignid=DemocracyIndex12
4 Santiago Navajas, "Apología y refutación del escrache", Libertad Digital, 5-IV-2013.
5 Para una panorámica sobre los desahucios, véase http://www.libertaddigital.com/temas/desahucios/
6 El Tribunal Supremo ha dictaminado sobre el abuso en las cláusulas de las entidades financieras españolas; v. "Las cláusulas suelo solo serán válidas cuando sean transparentes", Libre Mercado, 9-V-2013.
7 Arcadi Espada, "Golpismo del pueblo", El Mundo, 10-II- 2013.
Número 56-57
América
Margaret Thatcher 1925-2013
- La Dama de Acero Inoxidable o cuando la política tenía que ser éticaFederico Jiménez Losantos
- Los viejos 'tories' contra la descarada ThatcherPedro Fernández Barbadillo
- No sólo de hierroEmilio Campmany
- La mujer que recuperó el futuroAsís Tímermans
- Hierro envuelto en sedaRafael L. Bardají
- Thatcher o el principio de realidad con faldasCristina Losada
- Thatcher demostró que no hay imponderablesJosé Carlos Rodríguez
- Las aristas de Thatcher son alargadasDavid Jiménez Torres
Retrato
Varia
- Breve historia de Israel y PalestinaMarcos Aguinis
- La arrogancia y el errorCarlos Alberto Montaner
- Arendt vuelve a JerusalénSantiago Navajas
- El voto exóticoEmilio Campmany
- Historia de dos vecinos: el sistema público de pensiones y los ‘pobres’Domingo Soriano
- La Economía del Empobrecimiento ComúnJuan Ramón Rallo
- El legado de Antonio MauraJosé María Marco