Alguien ha matado a alguien
Alertado, como casi siempre que se trata de asuntos cubanos, por un tuit del escritor Ernesto Hernández Busto, me asomo a la noticia del Granma sobre el atentado contra los viñetistas de Charlie Hebdo. Para llegar a ella, he de vadear cinco páginas atestadas de conquistas revolucionarias en diverso grado de consolidación, la clase de forraje, en fin, que tanto engolosina a perversos de mi calaña. Y es que, cómo no alegrarse la vista, ay, con la visita de Miguel Díaz-Canel, miembro del Buró Político del Partido y primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, al Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Camagüey. O, en una línea algo más, ji, ji, irreverente, con el siguiente titular, diríase que escrito por el émulo cubano de Matías Prats: "El programa de desarrollo de la piña, iniciado hace poco más de un lustro, rinde los primeros frutos".
La pieza sobre el atentado tampoco defrauda. No sólo porque, en lo sustancial, sea un pastiche construido a partir de jirones del diario El País. No; lo que de veras desconcierta es la ausencia de una de esas w con que se arman las noticias, ya saben: el what, el how, el when... (y que, disculpen que me ponga pejiguero, en el caso del programa de desarrollo de la piña se hallaban al completo). Me refiero, claro está, al who. No en vano, las víctimas aparecen con sus nombres y atribución, sí, pero a los asesinos se les alude con sintagmas tan brumosos como "atacantes", "dos hombres vestidos de negro y armados con un fusil automático AK-47", "los hombres armados", "tres sospechosos", “tres criminales”. La resistencia del escribiente a calificar a los asesinos de islamistas sólo se viene abajo en el noveno párrafo, donde leemos, no sin extrañeza:
El presidente del Consejo Francés del Culto Musulmán y rector de la Gran Mezquita de París, Dalil Boubakeur, condenó "en nombre de los musulmanes" de la nación gala el "horror del crimen" perpetrado.
Pudiera inferirse que, dado que el castrismo es, sobre todo, antiamericanismo, la omisión no es más que una estribación de la política exterior del régimen. Hay, sin embargo, una razón más poderosa para que el Granma soslaye a los asesinos: me refiero, en efecto, a que la palabraislam conduce inexorablemente a caricatura, y caricatura a censura, y censura a libertad de prensa y libertad de prensa a democracia. Para las autoridades de La Habana, obviamente, ese campo semántico es un campo de minas, de ahí que, antes que adentrarse en él, opten por el absurdo de presentar a un imán voceando en París sin razón aparente. Cuba es un ejemplo grotesco de cómo un suceso de esta naturaleza tiende a revelar las patologías de todos y cada uno de los actores que firman en el libro de condolencias. Vean, si no, al papa Francisco, tan terrenal para clamar "vergogna" cuando se trata de salvar el planeta y tan celestial (¡de cuánta crueldad es capaz el hombre!) cuando lo que está en juego es la civilización.
(Libertad Digital, 8-I-2015)
Número 62
Varia
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- Immanuel Kant, el hombre que teorizó a Liberty ValanceSantiago Navajas