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La Ilustración Liberal

El rigor de la economía

Böhm-Bawerk es uno de los más grandes economistas de todos los tiempos pero en España aún es bastante desconocido. A él se debe la teoría del capital y la mejor crítica a la teoría de la explotación de Marx. Resumiendo mucho, Böhm-Bawerk entiende que el progreso va ligado indisolublemente al ahorro y posterior inversión. Se percató de que para aumentar la producción es preciso alargar las estructuras de producción. Esto se entiende mejor si nos imaginamos a Robinson Crusoe solo en una isla. Con sus manos puede coger algunas bayas y cocos pero si dedica medio día a fabricarse un palo podrá aumentar su consumo de frutas ya que es más eficiente recogiéndolas. Es evidente que para ello ha tenido que dejar de consumir durante un tiempo y vivir del ahorro para poder crear un bien de capital (el palo). De esta idea aparentemente simple salió la crítica a Marx.

Al contrario de lo que el autor de El Capital consideraba, el empresario no explota al trabajador porque las mercancías no se valoran por el coste de producirlas sino por lo que la gente esté dispuesta a pagar por ellas. Además, el empresario restringe sus gastos en bienes de consumo, ahorra dinero e invierte sus fondos en la adquisición y alquiler de factores productivos a los cuales paga ahora con vistas a poder vender los productos que fabriquen. Así que les adelanta el dinero a los trabajadores mucho antes de que las mercancías se coloquen en el mercado. Por esa diferencia de tiempo se queda con un interés, el llamado beneficio capitalista, porque no es lo mismo 100 pts hoy que la misma cantidad mañana. Se explica ese interés por la preferencia temporal: el individuo valora más el pan ahora que dentro de tres meses debido a que trata de satisfacer sus necesidades lo antes posible. De modo que el empresario le da un salario al trabajador aun no sabiendo si va a conseguir vender todo su stock y librándole de ese riesgo a aquél.

Una vez introducido someramente algunas de las ideas de Böhm-Bawerk, es hora de que comentemos el libro que tenemos entre manos. En esta obra se recogen algunos ensayos sobre la ciencia económica. En el primero de ellos Nuestra tarea ( 1892) se plantea que la teoría debe ser capaz de explicar los efectos a largo plazo, lo que no se ve lo llama él siguiendo a Bastiat. En el siguiente discute la opinión de Brentano de que la economía clásica erró porque operaba con hombres abstractos (p.149). Sucintamente Böhm-Bawerk le espeta que no se le puede reprochar a los economistas clásicos que se fijaran sólo en las semejanzas más patentes y descuidaran los matices más sutiles ( p.153). En Economía histórica y Economía teórica (uno de los ensayos más interesantes del libro), apunta el debate que sostuvieron su maestro Menger y él contra Schmoller, fundador de la Escuela Histórica Alemana.

Schmoller y sus seguidores defendían la imposibilidad de las ciencias sociales teóricas para captar lo único y lo irrepetible. Por eso apostaban por una investigación histórica de los distintos acontecimientos para llegar inductivamente a las series típicas de los fenómenos, a sus relaciones y causas. Con lo que estaban seguros de que la ciencia económica no podría explicar acontecimientos en general bajo unas condiciones porque cada época y lugar tenía una historia distinta ya que las categorías económicas son categorías históricamente limitadas.

Menger empezó el debate sugiriendo que las ciencias teóricas buscan comprender la realidad dado que sin marcos teóricos no es posible explicar los fenómenos. Al contrario que Schmoller, tanto Menger como Böhm-Bawerk entendían que los conceptos colectivistas como Estado o Nación no eran entes distintos de los individuos que los componen. Por esto, la Escuela Austríaca de Menger y Böhm-Bawerk metodológicamente estudia al individuo que actúa. Otra de las características de esta escuela es que han sido capaces de ver que las instituciones sociales son el resultado espontáneo de miles de individuos cooperando y resultado de su interactuar, resultados no deliberados pero si intencionales que al acumularse dieron lugar al mercado, al dinero, al derecho...

Y ahora saltamos del debate sobre metodología al último ensayo, dejando de lado el cuarto y quinto, ¿Poder o ley económica?. Böhm-Bawerk argumenta que no puede entenderse que los fenómenos económicos no se desenvuelvan en un entorno normativo porque sin ejecutividad de los contratos, por ejemplo, ¿cómo sería posible que se hiciesen negocios?. Pero hay un peligro de choque entre la economía y el derecho cuando se dictan decretos y reglamentos que interfieren en la libre interacción que se da en el mercado. Aún así, siempre acaban triunfando las leyes económicas. Si no, como ejemplo, recuerden que pese a que los estupefacientes estén prohibidos hay un vasto mercado negro. Y a Böhm-Bawerk no se le pasa por alto que esas regulaciones anti-económicas traen consecuencias perversas.

Así, cuando el Gobierno fija un salario mínimo deja fuera del mercado a los trabajadores cuya productividad marginal es inferior a dicho sueldo o crea escasez cuando congela los alquileres, ya que a los arrendadores no les es rentable arrendar a dichos precios... Quizá la parte más jugosa de este ensayo sea su análisis de los sindicatos. Se pregunta si la satisfacción de sus demandas sociales puede durar. Si un aumento de salario que piden respondiera a un incremento de la productividad entonces sería lógico pero en caso contrario, lo único que se consigue es incrementar los costes laborales y en consecuencia conseguir que los empresarios tengan que despedir a trabajadores o no contratar más al tiempo que se defienden de tales medidas adquiriendo maquinaria que supla la mano de obra humana.

Un libro importante. Pero para los que tanto análisis de la ciencia económica les aburra pueden leer directamente el último ensayo o bien calar antes La conclusión del sistema marxiano, que al ser más breve y crítico da buena cuenta de la talla de Böhm-Bawerk (también acaba de ser publicado por Unión Editorial).