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La Ilustración Liberal

Benito Pérez Galdós: episodios no plurinacionales (y 3)

La novela de España

En el prólogo a la segunda edición de La Regenta, Galdós explicita sus impresiones sobre la novelística de su tiempo. El tono con que las escribe sólo puede corresponderse al de un escritor con dejes sanamente españolistas, orgulloso de la tarea desarrollada por él y por sus contemporáneos, una tarea que podría resumirse en la restauración de la literatura nacional, en la superación de los prejuicios dieciochescos contra la novela.

Así, por ejemplo, a propósito del influjo galo en la narrativa española, Galdós nos dice: "Todo lo esencial del naturalismo lo teníamos en casa desde tiempos remotos". Para el canario, se trata en realidad de la "repatriación de una idea vieja".

El naturalismo que acá volvía como una corriente circular parecida al gulf-stream traía más calor y menos delicadeza y gracia. El nuestro, la corriente inicial, encarnaba la realidad en el cuerpo y rostros de un humorismo que era quizá la forma más genial de nuestra raza. Al volver a casa la onda, venía radicalmente desfigurada: en el paso por Albión habíanle arrebatado la socarronería española. (…) Recibíamos, pues, con mermas y adiciones (y no nos asustemos del símil comercial), la mercancía que habíamos exportado y casi desconocíamos la sangre española que aquel ser literario conservaba después de las alteraciones ocasionadas por sus viajes. En resumidas cuentas: Francia, con su poder incontrastable, nos imponía una reforma de nuestra propia obra, sin saber que era nuestra.[1]

No son los tiempos tan malos ni el terruño tan estéril como afirman los de fuera y, más aún, los de dentro de casa. Quizá no demos el fruto conveniente; pero flores ya hay; y viéndolas y admirándolas, aunque el fruto no responda a nuestras esperanzas, obligados nos sentimos a conservar y cuidar del árbol.[2]

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