La verdad de las víctimas del terrorismo: siete estampas
1. Testigos de una verdad terrible
"Mira directamente a los ojos con la tristeza que tienen los muertos en las fotos, los testigos de alguna verdad terrible". (Antonio Muñoz Molina: Sefarad, Alfaguara, Madrid, 2001).
Aunque en un principio se me planteó pronunciar una conferencia[1] sobre la verdad de las víctimas en general, rápidamente opté por circunscribir el tema a las víctimas del terrorismo. La razón es sencilla: yo mismo me convertí en víctima cuando un 22 de febrero ETA asesinó a mi hermano Fernando. Su cadáver quedó destrozado, despedazado más bien, sobre la yerba del campus universitario de Vitoria después de que un coche-bomba estallara a su paso, alcanzando también al ertzaina que le acompañaba, Jorge Díez Elorza. En su memoria, en la de ambos, he dedicado una buena parte de mi trabajo intelectual a la investigación sobre el terrorismo durante los más de veinte años que han transcurrido desde aquel acontecimiento.